Martes, 13.02.90 Hoy, mientras (...) y yo rezábamos el rosario, al meditar el cuarto misterio doloroso, la Cruz a cuestas, entré de pronto en una especie de éxtasis. Perdí la voz y tuve que cuchichear, y cada palabra que pronunciaba me salía con gran dificultad. Me encontraba en la Pasión participando de los sufrimientos de Jesús. Durante el quinto misterio, la Crucifixión, me pareció que iba saliendo otra vez lentamente de todo ello. Cuando se terminó me sentía pesada, mi palabra y mis movimientos eran más lentos que de costumbre. Mi espíritu todavía bajo Su agonía. -¿Jesús? -Yo Soy, alma queridísima. Grande es Mi Agonía. Déjame compartirla contigo, hacer Mi Cielo en ti. Bedíceme. El Amor te ama. La Paz esté contigo. Mírame... ¿Quieres sufrir Mi Pasión? ¿Quieres sacrificarte más? -Yo quiero hacer Tu Voluntad. -Entonces Yo y Tú vamos a compartir mayores cosas. Vassula, come poco hoy, y ayuna estrictamente mañana. Dame gusto consagrándome tu jornada. No escribas más por el momento. Yo quiero recordarte plenamente Mi Presencia hoy. Yo te amo y te bendigo. ¿Nosotros, recuerdas? Ora. |