(Mt 27,59; Mc 15,46; Lc 23,53; Jn 19,39)
No perdáis nunca el valor. Yo estoy junto a vosotros. Penetra en las Llagas de Jesús, penetra en Mi Corazón Doloroso y siente Mi dolor. Siente cuánto lloro. Me manifiesto a muchos. 2 . Yo les muestro Mi Corazón y doy seńales haciendo derramar lágrimas a Mis Imágenes. Me aparezco en diversos lugares, pero los corazones de Mis hijos están cubiertos de una espesa costra, de una capa de incredulidad y ridiculizan a quienes creen. La Palabra de Dios no significa nada para ellos. Ignoran las llamadas de Dios y prestan poca atención a Nuestros avisos. Nadie quiere escuchar los Mensajes dados por Dios y pronunciados por sus Labios. La fe de vuestra generación ha desaparecido, barrida por la intolerancia, la perversión, la crueldad y la ignominia. Mi Corazón Inmaculado está afligido y Mi Mano ya no puede impedir por más tiempo que el brazo de Dios caiga sobre vosotros. (6 de agosto de 1988)