(Mt 27,60; Mc 15,46; Lc 23,53; Jn 19,41-42)
Yo quiero resucitarlos de sus tumbas y conducirlos de nuevo a su dominio, que es Mi Sagrado Corazón. (10 de abril de 1990)A ti, hijo Mío que Me lees o Me escuchas, que te visité en tu tumba, e hice que Mi Aliento entrase en ti, te digo: sigue las marcas de Mi Sangre que dejé como un signo detrás para ti. Si en tu camino te para un transeúnte y te interroga, dile que tú eres Mi alumno y que Yo soy tu Maestro, y que vas en camino para dar testimonio de un Cristo crucificado, un Cristo resucitado. Si te detiene un comerciante, lleva cuidado de su deshonestidad, que no te cambie la Cruz que te he dado por una corrupta y pretendida sabiduría. Sin un sonido, sin una palabra, abraza con mayor fervor que nunca el madero que cruza tus hombros, y sigue las marcas de Mi Sangre y ellas te llevarán a Mí. Y si alguno de éstos empieza a proceder contra ti, no te cubras la cara contra el insulto o el golpe, ofrécele también tus espaldas, para que te conozcan por tus heridas, deja que sean una imitación perfecta de Mis Heridas, pues te las harán los mismos que Me golpearon a Mí, tu Maestro. Entonces, el Signo del Hijo del Hombre aparecerá en los cielos, y una gran luz se podrá ver en vuestra oscuridad, pues Yo, el Santo, Me propongo salvaros en atención a Mi Nombre. (22 de octubre de 1990)
Ven, hijo mío, tú que Me escuchas o que Me lees, con este testimonio he mostrado otra vez Mi Amor por ti. No digas que Yo estoy muy lejos para amar, pues en este mismo instante Mis Ojos están sobre ti, con una ternura especial y un afecto que nunca podrás entender completamente. Si tuviera que volver sólo para redimirte a ti, sin la menor vacilación ¡Yo repetiría Mi Pasión sólo por tu bien! ¿me crees ahora cuando te digo que no puede haber mayor amor en un hombre que el dar la vida por sus amigos?.
Te digo todo esto para que puedas encontrar tu Paz en Mi Sagrado Corazón, para que tú puedas encontrar la vida verdadera en Mí, para que puedas encontrar el amor verdadero y para que descanses en Mí, tu Dios. Sé que eres débil, Mi niño, pero tu debilidad atrae Mi Omnipotencia.
¿Puedes comprender lo que digo? Yo te digo: ¡la paz sea contigo! Yo soy la Víctima del Amor el que te habla. Yo soy Aquel que te dio este testimonio de Amor como recuerdo de Mi Amor. Absórbeme y déjame invadirte. ¡Siente cómo Mi Corazón suspira por una respuesta de amor! No te resistas a Mí, ven a Mí tal como eres, ven y bebe en la corriente de Mi Corazón, y tendrás sed de más. ¡Oh, cuántos de vosotros os habéis extraviado de la Verdad y vais por este camino y por ese otro!. La Verdad es AMOR. Yo soy la Verdad. Sed testigos de la Verdad. Recibid el Espíritu Santo de la Verdad. Recibid el Espíritu Santo de la Gracia. Yo os bendigo a todos, dejándoos Mi Suspiro de Amor en vuestras frentes. Sed uno bajo Mi Santo Nombre. (22 de octubre de 1990)