Nuestra Santa Madre:
-Yo te bendigo, Mi niña. ¡Christos anessti!
-¡Alithos anessti! 1 .
-¡Ecclesia revivirá! ¡Ánimo! Satanás puede poner obstáculos en tu camino pero Yo estoy cerca de ti para apartarlos.
Cuando uno se decide por Dios, se debería dejar todo para seguirle. Todo lo que haces no es en vano. Vassula, un bautismo va a llegar, y ¡qué bautismo va a ser!
Jesús va a bautizar la tierra con Fuego.
Hasta entonces Yo seguiré apareciéndome. Por eso ahora es el tiempo del arrepentimiento; ahora es el tiempo de la reconciliación. Yo os digo, queridos hijos, que el sacrificio que Dios os pide hoy es que cambiéis vuestras vidas y viváis santamente. Dios pide a cada alma que se arrepienta. No digáis que sois demasiado miserables para que Dios os perdone, ni que el Altísimo ya no será compasivo. Dios va a cada uno de vosotros, incluso a los más miserables. Volved a Dios y Él volverá a vosotros. Venid y haced vuestra casa en Su Corazón, como Él hace la Suya en el vuestro. Sabed que sin fervientes oraciones no seréis capaces de ver el Reino de Dios. Su Reino sobre la tierra está al alcance de la mano. Recordad que lo que Dios desea de vosotros es un cambio de corazón. No temáis reconocer vuestros pecados. Vivid y practicad el sacramento de la confesión.
Hijos Míos, os bendigo a todos.
1 Nuestra Santa Madre me saludó en griego, de la manera ortodoxa en Pascua. En la ortodoxia tenemos la costumbre, tras la Pascua, de saludarnos unos a otros diciendo "Cristo ha resucitado"; el otro responde "En verdad ha resucitado"
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