Rodas, 5.08.91 ¡Mi espíritu está lejos del Tuyo, ayúdame! Tú, mi Señor. Di: Tú, Mi Esposo. Yo he hablado a través de la boca de tu confesor, Yo soy tu Esposo. Dichosa tú que recibiste esta gracia; el Cielo es tu hogar. ¿Nosotros? Mi Señor y mi Dios, yo Te bendigo. Alabado sea Tu Nombre. Gloria a Dios. Ven, descansa tu cabeza sobre Mi Corazón. Siente este Amor que Yo tengo por ti. Siente el Cielo en ti y regocíjate, regocíjate, pequeña Mía, pues tu Salvador está contigo y es Él Quien te guía y es Él Quien te forma para que te asemejes a Él. Ah... ten sed de Mí y desea beber de las Aguas Vivas de la Vida. Yo, el Señor, proveeré a tu alma con esta Agua para siempre. Tú no estás sola, ¡NUNCA! ... Acaríciame con tu amor, tus pensamientos, tu corazón y tus buenas acciones. Hija y Esposa Mía, Yo te ayudaré. |