10.03.1990
(Mensaje para la reunión de oración del 31.03.1990) La paz esté con ustedes. Yo, el Señor Jesús, los amo. Hijos amadísimos, aprendan que Yo soy la Verdad Eterna. Yo soy el Camino que los conduce a la Vida Eterna. ¿Están preparados, en estos días de Cuaresma, a seguir Mi Camino? ¿Están preparados para reconocer que Yo soy Aquel que ha marcado Mi Camino con Mi Sangre? Yo soy el Crucificado, con las Cinco Llagas, que les habla hoy. Yo soy la Víctima del Amor que busca su corazón. Ven, acércate, tú a quien Mi Corazón ama; acércate, tú que dudas todavía en acercarte, ven a Mí y penetra en la Llaga de Mi Corazón para que pueda atraerte y hacerte comprender que ahí dentro encontrarás tu Paz y tu Alegría. Acércate más a Mí, alma, y permíteme exhalar sobre ti Mi dulce fragancia, reanimándote. Abandónate a Mí y Yo envolveré tu alma dentro de Mi Sagrado Corazón. Llámame, y Yo te responderé... Búscame con fervor, y Me encontrarás... Abandona tus malos caminos y pon tus pies en Mi Senda, y Yo te levantaré y arrebataré tu alma para deleitar Mi Alma. Mi Amor es como un Manantial, un Pozo de aguas vivas, así que ven y toma de esta Fuente y vivirás. No seas como el mundo, porque el mundo no aprecia Mi Gran Amor. Hija Mía ¿has comprendido plenamente Mi Pasión? Yo soy El que te ha librado de la muerte. Fui perseguido por tu causa... desfigurado por los golpes, escupido, despreciado, mofado y burlado por tu salvación; flagelado sin piedad a causa de Mi Gran Amor por ti. He llevado tus pecados sobre Mis Hombros sin pronunciar queja alguna, "como cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante los trasquiladores, no abrí Mi Boca". 1 Y por liberarte, bienamada, Me dejé traspasar por aquellos mismos a quienes creé. Sí, ellos perforaron las Manos que los crearon, y a través de Mis Llagas yo te he sanado... Por amor a ti, soporté horas de sufrimientos para sacar tu alma del abismo. Yo soy tu Santo, sin embargo les he permitido extenderme en la Cruz hasta que Mis Huesos se dislocaron. Siente hoy Mi Agonía, siente Mi sed por falta de amor, un amor que ningún raudal podrá jamás apagar y ningún torrente podrá jamás ahogar. ¿Te veré a ti que todavía estás errante en el desierto? Vuelve a Mí, a reconciliarte Conmigo, y vive santamente abandonando tus caminos. Con dolor y lágrimas he visto a esta generación impía alejarse, siguiendo el Vicio en vez de la Virtud; la Muerte en vez de la Vida, porque esta generación ha confiado en la mentira, concibiendo así el racionalismo que dio a luz al ateísmo. ¿Por cuánto tiempo deberé permanecer abandonado y solitario detrás de cada Tabernáculo, mientras corren por Mis Mejillas Lágrimas de Sangre, dejando desgarrada cada fibra de Mi Corazón? Mis Agonías de Getsemaní se repiten en Mi Alma, hora tras hora; entra en Mis Llagas y comprenderás Mis Agonías. Yo había previsto desde el principio cómo, a pesar de Mi Sacrificio, se levantarían clanes contra Mí y dividirían Mi Cuerpo, dando pie a tantas nuevas doctrinas; y que una vez que su sentido de lo que es cierto y falso estuviera embotado por su discordia, perderían el sentido de la fraternidad... y el gemido de Mis ovejas, desde entonces, ha perforado Mis Oídos... y ahora, como un eco, Mi Clamor desde la Cruz sale a diferentes naciones para llamarlos de regreso y hacerlos uno. Así que, a quien Me pregunte: "¿Por qué corren a torrentes estas Lágrimas de Sangre por Tus Mejillas?", Yo le responderé: Éstas se derraman por ti, hijo Mío, son Lágrimas causadas por los pecados y las impurezas. Y si Me preguntan: "¿Y qué son estas marcas de Tu Cuerpo? ¿Por qué están abiertas Tus Heridas de par en par?, les responderé: "Estas Heridas, hijo Mío, Me las causan diariamente, sin piedad, aquellos a quienes más amo, pero que ahora se han vuelto contra Mí, dejando Mis Heridas abiertas de par en par. Sin embargo ellos fueron los que una vez dijeron: "Nosotros quisiéramos aprender Tus Caminos y seguirte". Intelectualmente, ellos están en la oscuridad y hasta que no mueran a sí mismos, no serán capaces de ver la Luz. Hoy, nuevamente, en estos días de Cuaresma, vengo a ti, hijo Mío pecador, justo o injusto, o rechazado por la humanidad o zarandeado de un lado a otro, en este mundo, vengo a pedir de ti, tu reconciliación. Ve a reconciliarte con tu hermano, porque al reconciliarte con él, te estás reconciliando Conmigo, tu Dios. Ofréceme tu paz como Yo te ofrezco Mi Paz. Imítame y sé santo; sacrifícate y ayuna para que puedas crecer en Mi Espíritu que es: Amor, Santidad y Verdad. Lo que Yo necesito de ti es la santidad, ¡no seas como los chacales que viven su vida en la noche! ¡Porque Yo conozco tus intenciones desde mucho antes de que nacieras! En estos días, estoy derramando Mi Espíritu en sus naciones para que crezcan como la hierba, donde hay abundancia de agua. Yo desciendo de esta manera para llenar sus reservas con Mi fruto. Vengo a despertarlos de su letargo y a alejarlos de sus malos caminos. Y ahora, hago un llamado especial para todos aquellos que están bajo Mi Nombre y trabajan por la Unidad y por la Paz. Les pido que vengan a Mí como niños, que Me miren de frente y Me respondan estas preguntas: Hermanos, ¿han hecho todo lo que han podido para preservar la unidad de Mi Cuerpo? Díganme, hermanos, ¿dónde está la Paz que Yo les he dejado, el Don que les he dado? ¿Por qué se están diferenciando, continuamente, en Mí? ¿Están, sinceramente, tratando de estar unidos nuevamente en sus creencias y en sus prácticas? Yo les digo, solemnemente, que renueven su mente a través de una revolución espiritual, una revolución de amor. Perdonen los rencores que tienen unos contra otros y vengan a Mí renovados, vengan a Mí puros. ¡Despierten de su sueño! Yo estoy a sus puertas y llamo. No sean como la sal que ha perdido su sabor; sean como un árbol del que brotan hermosos retoños y que lleva los frutos de la santidad. Cumplan Mi Ley uniéndose y ayudándose unos a otros. Como ayer, alzo Mis Ojos al Padre y Le ruego: fieles a Tu Nombre, para que sean uno como Nosotros. 2 Para que todos sean uno 3 Padre Recto, recuérdales Mi docilidad, Mi humildad, Mi sinceridad y Mi gran Amor, para que ellos puedan poner fin a Mi Agonía, esta Agonía que es la causa del derramamiento de tanta Sangre en Mi Cuerpo. Permite que reconozcan sus errores y se reconcilien, para que cuando vengan a recibirme, al beberme y comerme, vengan dignamente. Padre, llama a los pastores y enséñales a ser capaces de ceder y a ser dóciles los unos con los otros, sencillos y humildes. Que en este tiempo de Cuaresma comprendan Mi Expiación y busquen en Mí la verdadera Sabiduría. Amén. Dichoso el hombre que Me escucha. Dichosos aquellos que siguen Mis Caminos. Dichoso el hombre que se humilla. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Yo, su Señor, los bendigo a ustedes y a sus familias, dejando Mi Suspiro de Amor en sus frentes y Mi Paz en sus pequeños corazones; y no olviden nunca que el Amor está siempre con ustedes. Sean uno. 1 Is 53,7 2 Jn 17,11 3 Jn 17,21 |