8. y 9. 01.87
¿Jesús? Yo Soy. Vassula, te amo a un grado que tú eres incapaz de concebir. Cuánto sufro al ver a Mis hijos tan áridos. Cómo pueden olvidar el Amor que tengo por ellos. Por ellos, di Mi Vida. Bienamada, permanece cerca de Mí y siénteme. Yo vendré a ti, en el tiempo señalado para liberarte, pero antes tienes una tarea que cumplir. Yo, Dios, ya he revelado la Sabiduría para bendecir a toda la humanidad. Oh, hija, un día comprenderás plenamente cómo trabajo Yo. No temas, pues Yo, Dios, te amo. Hija, soy Yo, Jesús. Quiero que leas las tres oraciones, siempre, antes de escribir Conmigo, ya que mantienen lejos al demonio. Créeme, son oraciones poderosas. ¿Todavía quieres trabajar para Mí? Jesús, si yo dijera que no, ¿qué harías? Eres libre para escoger. No tengas miedo, no te retiraré el carisma que te he dado. Yo vendré siempre a tu encuentro para decirte cuanto te amo. No, Jesús. Ya Te he dicho que estoy dispuesta a trabajar para Ti. ¿Por qué iba a cambiar de idea? ¿Te acuerdas? Estoy complacido con tu respuesta, hija. Permanece cerca de Mí y Yo te guiaré. Jesús, ¿Te he lastimado alguna vez? Sí. Me lastimaste cuando te olvidaste de cómo te salvé de las tinieblas, pero ya te he perdonado. Sé cuánto Me amas. Yo soy tu Esposo, no lo olvides. No olvides, tampoco, que al ser Mi esposa, compartimos todo. Vassula, esoy cargando Mi Cruz de Paz y Amor, sobre Mis Hombros cansados. Tómala un poco, bienamada. La pondré sobre tus hombros, librándome de Mi carga. Te quiero junto a Mí, para poder descargar Mi Cruz sobre ti. Te quiero junto a Mí, porque sé que tú comprendes cuánto sufro. Cuando sientas Mi Cruz, sufrirás tú también. Soy tu Esposo y compartiré Mis sufrimientos también contigo. Me sentiré descansado, cada vez que tú Me liberes de Mi carga. Antes de que tú Me aceptaras, Yo estaba cerca de ti, todo el tiempo, observando cada movimiento que hacías. Bienamada, te llamé tantas veces, pero tú eras inconsciente de Mi Presencia. Ahora, finalmente, Me escuchaste y viniste a Mí. Entonces, ¿por qué dudas? Son las dudas que tuve después de mi encuentro con el sacerdote. Cada vez que te sientas débil, dudando, recuerda lo que te acabo de decir: lleva Mi Cruz de Paz y Amor y no Me dejes. Ven y ora Conmigo. Jesús oró conmigo. Mientras oraba, Él veía hacia arriba. Jesús, Tú sabes cuánto Te amo. Te ayudaré a llevar Tu Cruz para aliviar Tu Carga. Podemos compartirla. Hija, cómo deseé siempre oírte decir eso. Ven, bienamada, continuemos nuestro camino. Jesús estaba tan complacido, feliz. Al día siguiente, oí mi nombre. Jesús me llamaba incesantemente. Yo estaba pintando, aventé mis pinceles al aire y corrí al escritorio. Vassula, Vassula, Vassula, Yo, Jesús, te llamé. ¡Oh, Vassula, cómo te amo! Glorifícame, permanece siempre Conmigo. Cada vez que tú Me amas, con tanto fervor, Yo Me siento glorificado. Deléitame siempre, oyéndome como ahora. Recuerda que pronto estaré contigo. Yo vendré muy pronto a llevarte, porque te amo a un grado que jamás te podrás imaginar. Pero, primero, debes entregar Mi Mensaje a todas las naciones, como lo estás haciendo ahora. Después, vendré pronto a buscarte. Te traeré, aquí, donde Yo estoy, y te tendré junto a Mí para siempre. Yo, Jesucristo, te amo. Yo te he dado esta Gracia, Vassula, te he bendecido. Yo jamás quitaré lo que doy. Hija, ¿revivirás Mi Iglesia? ¡Oh, Jesús, me estás pidiendo algo que yo no puedo hacer por Ti! ¡Confía en Mí! Yo me aferraré a Ti y dependeré, enteramente, de Ti. Tú eres mi Maestro. Glorifícame. Yo te guiaré. |