11.11.1994
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-¿Señor? -Yo Soy... -Señor, cuando los mentirosos me persiguen, Tú tienes que ayudarme 1 . -Nómbrame a alguien que pueda permanecer de pie ante Mí. -No hay nadie como Tú. -Entonces, confía en Mí... Yo ahuyentaré a tus opresores y Yo Mismo defenderé tu causa. Yo estoy contigo, entonces, ¿a quién más necesitas? -Tú eres Santo y Poderoso. Tu Presencia es Esplendor y Majestad. Yo no necesito a nadie más que a mi Hacedor. -Yo juré no abandonarte nunca. Rama de la Viña, ¿cómo podré probarte más que todo esto es Mi Obra? ¡Tierra! Da tu cosecha ahora, ¡habla! Transmite sin reserva todo lo que has aprendido de Mí. Mientras hablas Yo soy glorificado y tu santificada. Estás realmente en Mi Mano. Yo seguiré ayudándote y refrescando tu memoria. Así que ahora "nosotros" vamos a descansar. Yo en ti y tú en Mí. Ic. 1 salmo 119,86 |
