Toronto, 20.06.1994
Antes del encuentro. -¿Señor? -Yo Soy, quédate en paz. Yo, Jesús, te amo. Recuerda esto siempre. -Señor, dirige mis pasos como me lo has prometido. Estoy dispuesta para ir a servirte, Majestad. Deja que Tu Palabra esté en mi boca. Tú eres la alegría de mi corazón. Si estás lejos de mí, no soy nada, y me veo paralizada. Con todo mi corazón Te suplico ahora que me ayudes. -Bendita de Mi Alma, qué no haría Yo por ti... que así sea, Mi pequeña compañera Mi Espíritu estará sobre ti, no sólo porque lo has pedido, sino también porque Mi Nombre será glorificado a través de tu boca. Mis Enseñanzas abrirán una ancha avenida para que muchos puedan caminar por ella. Yo soy tu mejor Amigo y te ayudaré siempre. |