17.06.1994

-¡Oh, ven, Señor! Ven y transfigura nuestra miseria en Tu Perfecta Imagen. ¡Estamos tan lejos de lo que Tú llamas perfecto! ¿Cómo vamos a reunirnos alguna vez Contigo en Tu Reino, con lo que somos ahora? Te extraño mucho... -Recibe Mi Paz. Yo soy la Vid y tú eres parte de Mí. ¡Permíteme que te alimente con Mi savia y vivirás! Te he instruido con la Sabiduría para que des fruto en santidad. Permanece en Mí, hija. No te asombres más. 1 Recuerda, todo lo que tengo que decir será dicho, toda la gente que deberá escuchar, escuchará. Disfruto compartiendo Mis Planes contigo. Esta Obra no es tuya sino Mía. Sólo necesito tu voluntad y tu consentimiento para completar Mi Obra. ¿Estás aún dispuesta a seguir siendo el instrumento de Mis deseos? -Sí, Señor, Tú sabes que quiero permanecer Contigo. -Yo te bendigo, hija. Yo te amo. Mi Corazón se alegra de oír tu consentimiento. No es que lo dudara, pero Me gusta escuchar estas palabras de la que Yo he resucitado. Ic. 1 Mi mente "da vueltas", de vez en cuando, al ver como Sus Mensajes han tomado tal amplitud en tan poco tiempo y todo lo que Él me ha dado