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5.05.87 Cuando siento el amor de Dios en mí, me conmuevo profundamente. Cuando Él me disuelve en Su Cuerpo y Su Cuerpo aniquila el mío; entonces me siento como en el aire, como si fuese verdaderamente espíritu sin carne. ¿Estado de éxtasis? Ni siquiera palabras de estas pueden explicar completamente en qué estado me pone Su Amor. Su Gracia y Su Bondad son indescriptibles; imposible es igualmente describir tal grandeza y esplendor de Su Santidad. ¡Y pensar que yo, antes que Él se aproximase a mí, le rechazaba! -Vassula, ven a Mí, Mis cinco Llagas están abiertas. Penetra en Mis Llagas y siente Mi Dolor. Ven y deja que Mi Sangre te santifique en Mis Llagas, glorifícame. Yo te guiaré, hija. Yo doy gratuitamente, da pues, también tú, gratuitamente. Yo, el Señor, volveré con Mi Santo Libro. Jesús llevaba con Él un librito. -Percibe y lee donde te indico: Prometida... bendita de Mi Alma, hija, alimenta Mis corderos. Esparce Mis semillas, para que produzcan una cosecha abundante, siégala y da Mi Pan gratuitamente. Yo soy el Pan de la vida. Alimenta Mis ovejas. Yo estoy siempre contigo, hasta el fin de los tiempos. -Dios mío, Te agradezco Tus enseñanzas. Me siento árida con un lenguaje tan pobre pero debo escribir. ¡Sea alabado, para siempre, Tu nombre! -Yo te amo, no te abandonaré, trabajaremos juntos, no te canses de escribir. Yo te guiaré, Vassula, ven a Mí. -Yo Te seguiré Señor. Te amo. -Déjame libre de actuar en ti. -Señor, que se haga Tu Voluntad. -Yo te instruiré con la Sabiduría. |
