17.06.91 Mensaje para la reunión de oración del 23 de junio de 1991 en Pistoia 1 , Toscana, Italia. -La paz esté con vosotros. He venido hasta vosotros a deciros: Estoy aquí. Bienamados, Mi Sagrado Corazón está en Llamas. Ésta es la razón por la que desciendo desde Mi Trono para acercarme a vosotros, y ofreceros Mi Paz y Mi Amor. La Misericordia está a vuestras puertas. Si hubo dos rodillas para recibirte con gran amor en tu nacimiento y dos brazos para estrecharte con cariño, Yo te aseguro: Yo he hecho más que todo eso, Yo he entregado Mi Vida por ti. Yo soy la Fuente del Amor. Ven, renuncia a todo lo que manche tu alma y sígueme. No digas: "Mi modo de vida es intachable", pues mientras tu alma está manchada e imperfecta, tú estás sin belleza ni majestad. Ven, Yo puedo perfeccionar tu alma desde el momento en que te estoy ofreciendo gratuitamente y sin coste Mi Carne y Mi Sangre. Ríndete a Mí; Yo soy la Vida. Hoy, desciendo de improviso hasta vosotros, miro a Mi alrededor y Mi Corazón se llena de pesar. Yo cultivé una vez esta tierra y se convirtió en un Jardín, con los más delicados olores de sus flores. Yo dejé tras de Mí "sacerdotes levíticos" para guardarlo, les confié Mis Intereses, pero hallo Mi Jardín descuidado, Mis macizos de flores secos, y Estoy rodeado por un desierto sin fin, devastado, donde incluso los chacales tienen dificultad para sobrevivir. Sus habitantes son los escorpiones y las víboras, que prosperan en su traicionera sequía, y si permanecen vivos un remanente de Mis corderos se debe a que les he ido enviando sin cesar a Mis Ángeles para arrebatar Mis corderos de los colmillos de las víboras y el aguijón de los escorpiones. Me habían afirmado que, a Mi Regreso, encontraría seguro e intacto a Mi Rebaño y que Mi Jardín sería guardado y regado, pero apenas Me había ido, apenas había vuelto la espalda, convirtieron Mi Jardín en una guarida de lagartos y arañas... ¡Oh! ¡Ven! tú que vas errante en el desierto y que dices: "He buscado a Mi Redentor pero no lo he hallado". Hállame, Mi bienamado, en la pureza del corazón, ámame sin interés propio, hállame en la santidad, en el abandono que deseo de ti. Hállame observando Mis Mandamientos. Hállame sustituyendo el mal por el amor. Hállame en la simplicidad de corazón. No peques más, deja de hacer el mal, aprende a hacer el bien. Busca la justicia; ayuda a los oprimidos. Que este desierto y esta aridez exulten. Que tu tibieza se inflame de ardiente llama. Abandona tu apatía y reemplázala por el fervor. Haz todo eso para poder decir: "He buscado a mi Redentor y Lo he encontrado. Él estuvo siempre cerca de mí pero en mi oscuridad no podía hallarle. ¡Oh, Gloria sea dada a Dios! ¡Bendito sea nuestro Señor! ¿Cómo pude haber sido tan ciego?". Deberé, pues, recordarte que guardes como un tesoro Mis Principios, para que puedas vivir. Yo volveré como un relámpago, como un destello en las nubes, con Mi Santo Espíritu, para quitar las lágrimas de toda mejilla. Así pues, ¡ánimo! Mis bienamados. El Amor volverá como amor. Yo, el Sagrado Corazón, os bendigo a todos, dejando el Suspiro de Mi Amor en vuestra frente. Sed uno bajo Mi Santo Nombre. 1 cerca de Florencia |