20.03.87 -Vassula, déjame decirte una cosa: "Ámame hasta el fin, porque el fin será dulce y Yo estaré contigo". -¡Cuánto debes haber sufrido! -Mis Sufrimientos no fueron baldíos, Yo os rescaté del mal. -¡Deseo tanto que seas feliz, al menos alguna vez! -Yo soy feliz cuando estoy entre Mis bienamados. -¿Te hacen feliz? -Sí, alivian Mis penas. -¡Qué pena que no estemos ahora dos mil años atrás... para poder estar Contigo! -Yo estoy todavía entre vosotros, hija. -Jesús, desde que me besaste ayer noche y durante todo el día de hoy, me siento "disuelta" en Ti, como si fuera transparente, en una tremenda paz. Como si estuviera vacía... -Yo soy Paz. Yo te daré siempre Mi Paz. Integra todo tu ser en Mí y Yo te disolveré en Mí. Ah, Vassula, ven siempre a Mí y siente Mi Paz, ¿Estás aún dispuesta a dejarte formar por Mí? -Sí, Jesús, siempre. -Sí, déjame libre para hacer lo que Yo quiero de ti. Yo te moldearé en un ser puro y devoto, entregado únicamente a Mis Intereses. Tú resistirás las pruebas con Mi Fuerza, y únicamente por Mis Intereses. Mi Palabra será como un torrente que fluye, que crece, se precipita y desborda hasta transformarse en un océano, un océano de Paz y de Amor. Más tarde. -Vassula, ¿por qué tú no Me alabas nunca? Yo soy el Señor que te salvó de las tinieblas. Sabes quien eres: de entre las criaturas más miserables, tú eres la peor. (Suspiré.) -Y Yo te amo, a pesar de todo. Vassula, alábame por haberte liberado. (Estaba pensando qué decir. Titubeaba.) -Di esto: Dios Mío, Te amo. Fue por la abundancia de Tu Amor y de Tu Misericordia por lo que Me has mostrado Tu Luz. Bendito sea Tu Santo Nombre. Amén. Y yo repetí sus palabras. |