22.04.90 la que demostró ser la piedra angular". Salmo 118:22 entonces, Tú fuiste rechazado como Mesías, porque su espíritu no estaba preparado, sus corazones estaban cerrados y duros. Sin embargo, Tú demostraste ser la Piedra Angular. En nuestra generación, mi Señor, la efusión de Tu Santo Espíritu es también rechazada por los "constructores" y sin embargo, un día, Tu Santo Espíritu nos demostrará a todos nosotros que Él era la Piedra Angular. Al negar y suprimir Tu Santo Espíritu que viene a nosotros como el Recordador, los "constructores" están preparando, de nuevo su propia caída. ¿Ves cómo las antiguas predicciones se han realizado? En efecto, Yo he dicho que "el Abogado, el Espíritu Santo a Quien el Padre enviará en Mi Nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que Yo les he dicho", pero Yo sabía todo el tiempo que sólo un resto escucharía y regresaría a Mí. A estos mismos que Me escucharían, Yo los revestiré con Mi Santo Espíritu de Sabiduría y de Intuición. Sí, Yo los revestiré de Mi Espíritu de Consejo y de Conocimiento. Y la llama vacilante, que ahora queda en este mundo, se volverá en un fuego ardiente. Yo repito que Mi Santo Espíritu de Gracia está siendo enviado a los cuatro confines de la tierra para enseñarlos a ser santos y para levantarlos de nuevo como seres divinos. La tierra se transformará en una copia del Cielo y entonces, se hará Mi Voluntad. La oración que les he enseñado se cumplirá. Apártanos entonces, a todos, del camino del engaño. Que seamos uno, unidos, y vivamos en santidad como Tus ángeles en el cielo, como todas las almas que viven en el cielo, y que estemos sin división en Tu Amor. Que nosotros también podamos participar como ellos de Tu Amor en la unidad, para que la tierra se convierta en un reflejo del cielo. Que Tu Reino venga y renueve la tierra con cosas nuevas. ¡Que Tu Santo Espíritu, en este segundo Pentecostés, venga pronto a renovarnos, con un nuevo espíritu de amor, y que nos transfigure a todos en seres divinos! ¡Maranatha! La paz sea contigo. Yo te digo en verdad que vienen los días cuando Mi Reino sobre la tierra será como es en el Cielo. Ustedes no permanecerán divididos, por mucho tiempo ahora, bajo estos cielos. Pronto todos serán uno y el Amor habitará entre ustedes: esta es Mi Promesa, pero, bienamados Míos, esta renovación no vendrá sin tribulaciones. Como cualquier nacimiento, esta renovación tendrá también sus dolores de parto, pero los dolores serán rápidamente superados por la alegría. Yo estoy derramando Mi Espíritu sobre ti, generación, para regar tu desierto y para crear ríos en tu árido suelo. ¡Sí! Yo regaré tu desierto y lo transformaré en un Jardín. Con el tiempo, tú verás la fuerza de Mis Palabras y el esplendor de Mi Belleza. Yo intento volverlos a todos de nuevo a la divinidad, uno tras otro. Yo soy su Esperanza, Yo soy su Refugio, Yo soy su Consolador. Todopoderoso, Yo soy. Reconozcan los Tiempos; reconozcan el dulce Aliento de Mi Santo Espíritu de Gracia sobre ustedes. Yo estoy soplando ahora sobre sus naciones, resucitando a sus muertos con Mi Aliento, transformándolos en un reflejo de Mi Imagen. Cada día, Yo levanto nuevos discípulos para glorificar de nuevo Mi Nombre y para evangelizar con amor para el Amor. Yo les pido entonces, Mis bienamados, que oren diario por Mi Segunda Venida, que es el Segundo Pentecostés. Oren por la conversión de las almas, para que puedan convertirse antes de Mi Venida. Vengan a Mí tal como son, y apóyense en Mí, como Juan, Mi bienamado, se apoyó en Mí. También ustedes coloquen su cabeza sobre Mi Pecho y escuchen los Latidos del Amor. Cada Latido es un llamado al Amor. Todo lo que Yo pido de ustedes es un regreso de amor. Ámenme, adórenme, regocíjenme a Mí, su Señor. Yo los bendigo, dejando Mi Suspiro de Amor en sus frentes. Sean uno. Mensaje de Nuestra Santa Madre para la reunión de oración en Lens. También, Mensaje para Italia y París. La paz sea con ustedes, pequeños niños. Yo soy su Santa Madre de Amor, la Madre del Verbo hecho carne. Yo vengo a ustedes, en estos días de tinieblas, para educarlos en el camino de la divinidad. Estén vigilantes y completamente conscientes, porque Satanás, el enemigo, ronda alrededor de ustedes como un león rugiente y busca la oportunidad de hacerlos caer. Resístanlo y combátanlo junto Conmigo. Combátanlo con sus oraciones. Sus oraciones son el arma más poderosa contra él. La obediencia y la humildad hacen huir al demonio. Dios les está ofreciendo el don de Su Amor. Respondan a Sus Llamados Misericordiosos. Dios está hablando y Él y Yo los llamamos desde los cuatro confines de la tierra para su conversión, porque el tiempo apremia. Pequeños niños Míos, permanezcan pequeños y sencillos. Sean la sal de la tierra permaneciendo pequeños, porque ustedes son la luz del mundo. Ustedes son las almas predilectas de Nuestro Corazón... y el Reino del Cielo pertenece a los niños y a los muy pequeñitos... Yo aparezco hoy en diferentes naciones para volver sus corazones hacia la Luz Divina. Yo quiero restaurar su alma. Quiero recordarles que todos ustedes pertenecen al Padre y que el Padre es Santo, y por eso, ustedes también deben vivir santamente. Pero no se desanimen porque Yo estoy aquí con ustedes para enseñarlos, paso a paso, y Yo puedo asegurarles Nuestras bendiciones. Nosotros bendecimos cada paso que dan. Si Me lo permiten, Yo quiero hacer de ustedes un reflejo de la Luz Eterna, para que cuando se encuentren con Dios, sean como un espejo sin mancha del poder activo de Dios y una imagen de Su Santidad y de Su Bondad. Hoy los invito a todos a orar con fervor por la renovación de la Iglesia, para la Segunda Venida del Señor: para el Segundo Pentecostés. Es por esto que Jesús y Yo venimos hoy a diferentes países para prepararlos a todos para esta Venida. Oren y lleven una vida de adoración. Oren por la conversión de las almas, para que todos estén preparados para el Regreso del Señor. El Amor está en el Camino de Regreso. Escuchen y ya oirán Sus Pasos. Es por esto que Yo les imploro que cambien sus vidas y vivan sólo para Dios y en Dios. Recuerden lo que dicen las Escrituras: pero odia a su hermano, aún está viviendo en las tinieblas" (1 Juan 2:9) Reconcíliense con su hermano, reconcíliense con Dios, hagan la paz con Dios. Amados, recuerden Nuestra Presencia. Yo los bendigo a cada uno de ustedes. Estén en paz. |