24.08.89 -¿Jesús? -Yo Soy. Pequeña, una mirada tierna, una pequeña sonrisa de ti y ¡Mi Corazón rebota de alegría! Más tarde: -Vassula, bendíceme y alábame. Flor, ¿estás feliz de estar Conmigo? Sabe que Mi Nombre será de nuevo glorificado. -Sí, mi Señor. Yo estoy feliz por lo que Tú has hecho y Tus grandes obras son una bendición para nosotros todos. -Entonces, Mi niña, proclama Mi Nombre alrededor del globo, para que cada uno sepa que Mi Nombre es AMOR. -Señor, permíteme leerte un Salmo de David. (Abrí la Biblia al azar y di con el Salmo 145.) -Yo escogí este Salmo para que tú Me leyeras. Léelo mirándome, Mi Vassula. Yo escucho. Leí el Salmo al Señor. -Ven. Ora, ayuna, lee Mi Palabra, recíbeme en la Santa Comunión, reza el rosario, adórame. ¿Nosotros? -Para siempre. Más tarde en la noche: -¿Podemos ir a descansar, mi Señor? -Sí, descansemos, pero con una condición: que Yo repose en tu corazón y tú en Mi Sagrado Corazón. Esto me hizo sonreír y estremecerme de alegría. - ¡Sí, mi Señor! Te bendigo, Jesús. -Yo te bendigo, flor. Ven. |