21.11.1988
¿Jesús? Yo Soy. Soy su Señor, el Crucificado. Hijos de Mi Alma, amados de Mi Corazón, el Amor sufre profundamente. Comprendan cómo Me siento. Yo Me siento abandonado, olvidado y traicionado por los Míos. Hoy estoy en Mi Cruz y en Mi segunda Pasión. La tierra está más seca que nunca y ustedes, amados Míos, sufren las consecuencias, ustedes son las víctimas. Muchos de ustedes están muriendo de hambre, otros están siendo continuamente engañados por el Maligno. ¡Cuánta lástima Me dan! Mi Corazón sangra al observar todo esto desde Mi Cruz, y Mis Ojos están llenos de Lágrimas de Sangre. Les estoy dando a todos tantas señales, y sin embargo, muy pocos se dan cuenta de ellas. Vengan a Mí en sus oraciones. ¡Yo estoy Presente y los escucho! Vengan a los Brazos de su Salvador, dénme sus faltas y Yo los purificaré y los sanaré. Los divinizaré, porque Yo Soy la Divinidad. ¡Yo los perfeccionaré! Vengan a Mí tal como son, no Me teman. Soy un Dios Amoroso, estoy lleno de Misericordia para los miserables. ¡Soy un Dios lleno de Piedad! ¡Órenme! ¡Háblenme! ¡No duden! Los estoy esperando ansiosamente... Mi Amor por todos ustedes es tan Grande que Yo, que Soy el Santo de los Santos, el Eterno y Soberano de toda Mi Creación, Me inclino hasta ustedes, para poder alcanzarlos y sanar sus enfermedades. Estoy entre ustedes, siempre y hasta el final. Benditos aquellos que propagan Mi Mensaje de Paz y de Amor. Benditos aquellos que vienen a Mí y Me consuelan. Sean Uno Conmigo. Permanezcan en Mi Amor para siempre". Hijos amadísimos, Yo soy su Santa Madre, soy la Madre de toda la Humanidad. Bienamados Míos, Jesús sufre más allá de toda palabra humana. Ahora está en Su Segunda Pasión. Sientan cómo sufren Nuestros Corazones... Hoy se está llevando a cabo una gran batalla. Satanás ataca ferozmente y San Miguel lo combate con los ángeles de Dios. La tierra siente las vibraciones de esta gran batalla. Necesito sus oraciones, bienamados. Nunca dejen de orar... Oren, bienamados Míos, sean como brillantes ángeles de luz en esta obscuridad. Oren por la salvación de las almas, oren, bienamados Míos, por la conversión de las almas. Cuento con cada uno de ustedes... Por favor comprendan cómo se sentiría una madre cuando ve a sus hijos dirigirse a un fuego eterno, y cómo se siente al ver a algunos de Sus bienamados, caer en este fuego eterno... Mediten sobre esto y Me comprenderán mejor. Concluiré Mi Mensaje de hoy, bendiciéndolos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Vengan y consuelen a Jesús... ¿Señor Mío? Yo Soy. Siempre Me alegro cuando te veo esforzarte por agradarme, al revivir los Misterios cuando rezas el Rosario. Hija bendita, enseña también a otros, a rezar más lentamente el Santo Rosario. No sirve de nada el rezar de prisa y sólo de labios afuera. Cada oración debería salir del corazón. Deben sentir lo que dicen. Por esto, toma el tiempo necesario para meditar cada Misterio. Gracias, Señor mío. |