12.09.88 - ¿Mi Señor? - Yo Soy, Ten confianza en Mi. Yo estoy siempre con vosotros. 1. No toda alma recibe la gracia que tú has obtenido por Mi voluntad. No obstante, ¿cuántas veces vas a dudar? Cree... Deja a esos que te atacan. Su corazón está cerrado y viven en la oscuridad. ¿Por qué seguir a un ciego que anda perdido, cada vez más, dentro del desierto? Yo Soy El Solo y Único a Quien tú debes seguir. De modo que abre tus oídos, porque tú puedes oír. Procura comprender. Siente Mi Presencia. ¿Por qué apartas la vista cuando Me ves? Sigue Mi mirada, hija, ¡Sí! 2 ¿Lo ves? Tú puedes si lo intentas. ¡Prometida! Alégrame, reflexiona sobre todo lo que Yo te he dado y hónrame. - Señor, ¡Yo soy terriblemente débil! - Ora por tu debilidad y Yo no esperaré, Yo te elevaré, Mi amada. Aliméntate de Mi Cuerpo. Escríbelo. Jesús me permite escribir lo que ha pasado. Al decir las palabras "aliméntate de Mi Cuerpo" yo recordé un sueño que tuve la pasada noche. En el sueño, tenía un crucifijo de unos 20 cm. Luego descolgué a Jesús y Le comí enteramente, dejando vacía la cruz. - Yo te he otorgado esta visión. Tú debes comer Mi Cuerpo. Yo te he ofrecido Mi Cuerpo. Bebe Mi Sangre, Yo quiero que tú bebas también Mi Sangre. Vassula, ¿quieres saber por qué dudas de vez en cuando? Porque tú vives, tú, como Mi rosa, en un desierto. Una rosa nunca puede sobrevivir en un desierto, a menos que se le prodigue una atención y cuidado extraordinarios. Todo su entorno le afecta. Yo Soy tu Guardián, que no aparta jamás Sus ojos de ti, por temor de que los tórridos vientos te quemen. Yo te cuido y velo por ti constantemente. Yo ahuyento a tus enemigos, no sea que te pisoteen. Yo compruebo que nada te falta. Yo te podo cuando hace falta y fertilizo tu suelo. Prometida de Mi Alma, Yo quiero solamente recordarte que no desesperes, porque Yo, El Señor, Soy tu guardián y no te abandonaré nunca en este desierto. Por tanto, confía en Mí y no te dejes asustar por este yermo. Ten Mi Paz. Yo te ayudaré a aumentar tu Fe en Mí, pues lo quieres. Aliméntate de Mí. ¿Nosotros? - Por siempre. - Y para siempre. - ¿Nosotros, Mamá? - Sí, Nosotros. Estate siempre junto a Jesús. - Sí, Madre, quiero estarlo. - Ven. 1 Yo había dicho a Jesús: "¡Qué gracia tuvieron los que vivieron en Tu tiempo en la tierra!" 2 En cuanto Jesús pronunció la palabra "hija", sentí Su Presencia y mi corazón saltó de alegría |