15.11.87 (De repente sentí la nostalgia de Dios, de la Virgen, y de los santos. La Virgen María apareció con una enorme fuerza). - Las horas vuelan. Jesús te está guiando. No tengas miedo, Mi hija querida. Recibe Mi Paz. Jesús está contigo, Jesús es tu guía. Quiérele como lo estás haciendo, Mi Vassula. Estás haciendo una enorme reparación. Sé Su bálsamo y Su delicia. Yo, tu Santa Madre, te ayudaré; no temas y prosigue, estás en el buen Camino. Te quiero. - Te quiero: Santa María. Si me tengo que dar prisa no podré hacerlo hasta que Dios me abra el camino. Entonces, lo haré de Su mano. Confío en Él. Me abandono a Él. Te pido, Madre Querida, que seas mi apoyo animándome y sosteniéndome. - Tendrás Mi apoyo y te ayudaré. - Gracias. Te bendigo. |