12.11.87 Bienamada Soy Yo, Jesús. Estrecha Mi Cruz tal y como Yo te he enseñado a hacer, mientras descansas. 1 Nunca, jamás Me dejes, ni siquiera por un segundo. Yo soy Todo y Todas las cosas. Al sostener Mi Cruz, Me glorificas y Me honras. Yo, tu Dios, te purifico y te consuelo, niña Mía. Así que honra a tu Padre, que tanto te buscó cuando deambulabas lejos de Mi lado, errando Mis divinos caminos. Ves, niña, tú siempre Me has pertenecido. Ahora que Te encontré, bajo Mi capa te refugio y te resguardo. ¡Mira! (Vi a Jesucristo con un largo manto rojo escarlata. Lo abrió con ambas manos, mostrando un resplandeciente brillo que salía de Su pecho. De repente, como un relámpago, una lengua de fuego salió de ahí directa hacia mí, traspasándome. No fue doloroso, sólo encendió mi amor por Él, deseándolo más que nunca). Mi Llama encenderá tu corazón; Mi Llama deberá permanecer ardiendo siempre en tu altar. He renovado Mi Llama en ti, para que continúes con Mi divino Mensaje. Ya que eres incapaz de extraer de Mí, entonces Me aseguraré que Mi Llama permanezca siempre encendida en ti. Ven, Yo amo tu incapacidad, porque te he dado la gracia de reconocerla. Me siento glorificado cuando Me necesitas para todo. Tu debilidad atrae Mi Fuerza; tu miseria seduce a Mi Clemencia. Ámame, Vassula, comparte Mis espinas y clavos; comparte Mi Cruz; coróname con tu amor; hónrame con tu fe; permíteme guiarte ciegamente todo el camino. Nunca te abandonaré. Cree en cada palabra pronunciada en Las Sagradas Escrituras. 1Jesús me enseñó a sostener un crucifijo mientras duermo por la noche. De este modo, cuando de casualidad, me despierto, siento el crucifijo en mi mano y mi mente inmediatamente está con Él |