27.09.1987

De nuevo fue como si todo el infierno se hubiera desatado. El diablo estaba furioso. Atormentaba mi alma hasta el punto en que Le pedí al Señor que siguiera sin mí, que yo siempre Lo amaría, pero que simplemente no quedaban en mí fuerzas para continuar. Inmediatamente me arrepentí de mis palabras, pidiéndole al Señor, entonces, que me dejara por mi indignidad. Mientras descansaba, me vi a mí misma en un camino áspero, me había caído. Cerca de mí, vi los Pies descalzos de Jesús. Él se inclinó y de nuevo, me levantó. Entonces, frente a mí vi una larga escalera, de unos 100 escalones y en lo alto de ella, estaban de pie los Santos llamándome para que subiera. Me voltee y vi una figura familiar. Un sacerdote de buen humor que me estaba hablando en italiano. ¡Reconocí al Padre Pío! Cerca de él vi a San Francisco de Asís. San Francisco se me acercó, todos me animaban a que continuara. ¿Jesús? Yo Soy. Vassula, no temas. Jesús, perdóname por ser débil. Tu debilidad será aniquilada con Mi Fuerza. Io sono con te, Padre Pío. Dios mío, ¿está sucediendo esto? Sí, él está Conmigo, Vassula, y es beatificado por Mí. Yo estoy contigo, Mi Madre y todos los Santos. Más tarde fui a un grupo Carismático. No pude participar por pura ignorancia y además ansiaba el silencio. Me sentí culpable, muy culpable de mi ignorancia. Vassula, no te preocupes. Cada hombre tiene su propia manera de glorificarme y de alabarme. Te he dado a ti esta manera. 1 Yo y tú, tú y Yo. Tú debes adorarme en silencio, recuerda, que ya te instruí sobre esto hace unos meses. (Es verdad, en el libro 12, página 47 - 50, el 31.5.1987) A tu lado, Yo permanezco. (Lo sentí tan cerca que Lo podía tocar firmemente. Mi alma estaba nuevamente feliz y en paz.) Pequeña, ¿no soy Yo tu Esposo? Bueno, entonces, ¿no te consolaré cuando necesitas ser consolada? Ven a Mí y Yo te quitaré tus cargas, ven a Mí y ¡Yo te consolaré! Confía en Mí, hija, Yo soy tu Director Espiritual, Yo soy tu Esposo, Yo soy Aquel que más te ama, Yo soy tu Creador y Dios. Ven y cae en Mis Brazos y siente Mi Calor. Jesús dejó mi alma en completa armonía y en paz. 1 En escribir