24.09.87 Sentí a Santa María cerca de mí. -Vassula, sí, soy Yo, tu Madre. Me he aparecido a Mis hijos de Garabandal. Dejé que Me vieran y Me escucharan. Me aparecí a ellos y ellos lo saben. Quiero que los bendigas. -Santa María, ayúdame a cumplir tus deseos. -Te guiaré, Vassula. -Gracias. Me sentí maravillada. Más tarde, sentí un aroma de incienso a mi alrededor. -Soy Yo, Jesús, te he bendecido y te he perfumado con Mi incienso. Ecclesia revivirá. Nosotros somos uno. Cuando una a Mi Iglesia no esperaré más. ¿Puedes sentir cómo Mi Alma te anhela? Te vendré a buscar, bienamada. Te amo. (Me encantó oír esto porque siento que ya no pertenezco más a esta tierra, que es sin duda un exilio.) -Bienamada, tenerte en este exilio Me hace sufrir también a Mí, pero no será todo en vano. Quiero a Mi Creación y tú vas a traer a Mi Creación de vuelta a Mí. Sufro viéndote en la tierra. Vive para Mí, hija Mía. Tienes que recordar cómo Me sacrifiqué Yo Mismo. ¿Harás tú lo mismo por Mí, tu Padre? -Hazme merecedora de Ti y para cualquier sacrificio, Señor. -Bienamada, Yo, el Señor, te bendigo. Ven, no todo será en vano. 25-09-87 Esta mañana sentí de nuevo el aroma de incienso. Supe que en ese lugar específico estaba Él. -Mi resto, todo lo que te pido es Amor. Ámame. Difunde Mis Palabras, que son: "Yo, el Señor, bendigo a Mis hijos de Garabandal. Les amo." -Sí, Señor. Hágase Tu Voluntad y que Tus deseos se realicen. -Ven, siénteme, vamos a compartir todas las cosas. |