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ABANDÓNATE ENTERAMENTE EN MÍ


20.09.87

-Hija, ahora ya debes haber entendido cómo actúo. Créeme, Vassula, porque Yo voy a inspirar muchas más revelaciones en ti. Abandónate enteramente en Mí y deja que Mi Dedo imprima en ti Mi Palabra. Ven, pequeña, y acaríciame.
-Sí, Señor.

(Con esto Jesús se refiere a la costumbre que tengo, mientras medito y hablo con Él, de alargar mi mano hacia Su retrato de la Sábana Santa, y acariciar sus heridas, como queriendo borrar los rastros de sangre y confortarle. Lo hago sin pensar, porque estoy enteramente absorta en mi meditación.)