"El
Sábado Santo, los creyentes se reúnen, en grandes multitudes,
en la Iglesia del Santo Sepulcro. Ya que en este día, baja
Fuego del Cielo y enciende las lámparas en la Iglesia". Esto
es lo que se lee en uno de los muchos itinerarios de la Pascua
en Tierra Santa.
"El
Milagro del Fuego Santo" es conocido, por los Cristianos de
las Iglesias Ortodoxas, como "El más grande de todos los
Milagros Cristianos". Tiene lugar cada año, a la misma hora,
de la misma manera, y en el mismo lugar. No se conoce de
ningún otro Milagro que ocurra, de manera tan regular, y por
un período de tiempo tan extenso. Se puede leer acerca de él
en fuentes tan antiguas, como las del siglo octavo después de
Cristo. El Milagro ocurre en La Iglesia del Santo Sepulcro, en
Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar
más sagrado sobre la Tierra. La Iglesia del Santo Sepulcro es
un sitio enigmático, en sí mismo. Los teólogos, historiadores
y arqueólogos consideran que la Iglesia contiene tanto el
Gólgota, la pequeña colina en la cual Jesucristo fue
crucificado, como la "tumba nueva", cerca del Gólgota, que
recibió Su Cuerpo Muerto, como se lee en los Evangelios. Es en
este mismo punto que los Cristianos creen que Él resucitó de
entre los muertos.
Uno
puede rastrear el Milagro, a través de los siglos, en los
muchos itinerarios de Tierra Santa. El abad ruso Daniel, en su
itinerario, escrito en los años 1106 y 1107, presenta el
"Milagro de la Luz Santa", de una manera muy detallada, así
como las ceremonias que lo enmarcan. Él recuerda cómo el
Patriarca entra en la capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos
velas apagadas. El Patriarca se arrodilla frente a la piedra,
sobre la cual Cristo fue colocado después de Su Muerte, y dice
ciertas oraciones, después de las cuales ocurre el Milagro. La
Luz emana desde el centro de la piedra: una Luz azul
indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas
de aceite apagadas, al igual que las dos velas del Patriarca.
Esta Luz es "El Fuego Santo", y se propaga a todas las
personas presentes en la Iglesia. La ceremonia del "Milagro
del Fuego Santo" es, tal vez, la ceremonia Cristiana, más
antigua e ininterrumpida en el mundo. Desde el siglo
cuarto después de Cristo, hasta nuestros días, diversas
fuentes hablan del asombroso Milagro. Por lo escrito, en estas
fuentes, es claro que el Milagro ha sido celebrado en el mismo
punto, en el mismo día de Pascua, y en el mismo esquema
litúrgico, a través de todos estos siglos. Uno se puede
preguntar, si esto ocurrirá también en el año 1998.
Con el
fin de averiguarlo viajé a Jerusalén para estar presente en la
ceremonia, en la cual el Milagro del Fuego Santo ocurre, y
puedo dar testimonio de que no solo ocurrió en la antigua
Iglesia, y durante toda la Edad Media, sino también el 18 de
abril de 1998. El Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén,
Diódoro I, es el hombre que, cada año, entra al Sepulcro para
recibir el Fuego Santo. Él ha sido el Patriarca de Jerusalén,
desde 1982 y, por lo tanto, es el testigo clave del Milagro.
Previamente a la ceremonia de este año, el Patriarca me
recibió, en audiencia privada, donde tuve la oportunidad de
hablar con él acerca del Milagro, con el fin de saber,
exactamente, qué sucede en el sepulcro, y qué significado
personal tiene el Milagro para él, en su vida espiritual.
Además, por su intervención, fui admitido a los balcones en el
domo de la Iglesia del Santo Sepulcro, desde donde tuve una
buena vista de la gran cantidad de gente que se había reunido
alrededor del Sepulcro, en anticipación al "Gran Milagro del
Fuego Santo".
¿Pero,
qué exactamente, sucede en la Iglesia del Santo Sepulcro el
Sábado de Pascua? ¿Por qué tiene tal impacto en la Tradición
Ortodoxa? ¿Por qué parece que nadie sabe del milagro en los
países Protestantes y Católicos?
El
Milagro ocurre cada año en el Sábado de la Pascua Ortodoxa.
Hay muchos tipos de Cristianos Ortodoxos: Sirios, Armenios,
Rusos y Griegos Ortodoxos, al igual que Coptos. Tan sólo en la
Iglesia del Santo Sepulcro, hay 7 distintas denominaciones
Cristianas. La fecha de la Pascua Ortodoxa se determina de
acuerdo al Calendario Juliano y no en base al Calendario
Gregoriano de Europa Occidental, lo que significa que su
Pascua, normalmente, ocurre en una fecha distinta a la fecha
de la Pascua Protestante y la Católica.
Desde
que Constantino, el Grande, construyó la Iglesia del Santo
Sepulcro, a mediados del siglo cuarto, ha sido destruida
muchas veces. Los Cruzados construyeron la Iglesia que vemos
hoy en día. Alrededor del Sepulcro de Jesús fue erigida una
pequeña capilla con dos cuartos: uno pequeño frente al
Sepulcro, y el otro, el del propio Sepulcro, en donde no caben
más de cinco personas. Esta capilla es el centro de los
acontecimientos hechos milagrosos y el estar presente en la
celebración, justifica totalmente, el término
"acontecimiento", ya que la Iglesia del Santo Sepulcro, no se
llena de esa manera, en ningún otro día del año. Si uno desea
entrar, tiene que calcular seis horas para formar fila. Cada
año, cientos de personas no pueden entrar debido a las
multitudes. Acuden peregrinaciones de todas partes del mundo,
la mayoría de Grecia, pero en años recientes, ha aumentado el
número de asistentes rusos, y de lo que eran los países de
Europa Oriental.
Con el
fin de estar tan cerca del Sepulcro, como sea posible, las
peregrinaciones acampan alrededor de la Capilla-Sepulcro,
esperando desde la tarde del Viernes Santo, en anticipación a
la maravilla del Sábado Santo. El Milagro ocurre a las 2.00
P.M. pero, desde las 11.00 A.M., la Iglesia está completamente
llena.
Desde
las 11:00 A.M., y hasta la 1 P.M., los árabes Cristianos
entonan cantos tradicionales, en voz alta. Estos cantos datan
de los tiempos de la ocupación turca de Jerusalén, en el Siglo
13, un período, en el cual, a los Cristianos no se les
permitía cantar sus cantos, en ninguna parte, más que en las
Iglesias. "Somos los Cristianos, lo hemos sido por siglos y
esto seremos por siempre. ¡Amén!", cantan fuertemente,
acompañados por el sonido de tambores. Los músicos que tocan
los tambores se sientan sobre los hombros de otros, quienes
danzan alrededor de la Capilla del Sepulcro. Pero, a la 1:00
P.M., las canciones se terminan, y hay silencio, un silencio
tenso y electrificado, por la anticipación de la gran
manifestación del Poder de Dios que todos están a punto de
atestiguar.
A la
1:00 P.M., una delegación de las autoridades locales,
atraviesan entre la multitud. Aunque estos oficiales no son
Cristianos, son parte de las ceremonias. En los tiempos de la
ocupación turca de Palestina, eran turcos Musulmanes, hoy son
israelíes. Durante siglos, la presencia de estos oficiales ha
sido una parte integrante de la ceremonia. Su función es la de
representar a los romanos, en tiempos de Jesús. Los Evangelios
hablan de los romanos que fueron a sellar la Tumba de Jesús,
para que Sus Discípulos no se robaran Su Cuerpo, y dijeran que
había resucitado. De la misma manera, las autoridades
israelíes, este Sábado de Pascua, acuden y sellan el Sepulcro,
con cera. Antes de que sellen la puerta, es costumbre que
entren al Sepulcro a revisar que no haya ninguna fuente oculta
que, fraudulentamente, pudiera producir el Milagro del fuego.
Tal y como los romanos estuvieron presentes para garantizar
que no hubiera manipulación después de la muerte de Jesús,
ahora, las autoridades locales israelíes se encuentran aquí,
para garantizar que no haya engaño, en 1998.
Cuando
el Sepulcro ha sido revisado y sellado, la Iglesia entera
canta el Kyrie Eleison (Señor, ten misericordia). A la 1:45
P.M., el Patriarca entra en escena. Al final de una gran
procesión, rodea el Sepulcro tres veces, después de lo cual,
es desvestido de sus vestiduras litúrgicas reales, llevando
solo su alba blanca, una señal de humildad frente a la Gran
Potencia de Dios, de la cual, va a ser el testigo clave. Todas
las lámparas de aceite han sido apagadas la noche anterior, y
ahora, toda la luz artificial se apaga, de manera que, la
mayoría de la Iglesia está envuelta en la oscuridad. Con dos
grandes velas, el Patriarca entra a la Capilla del Santo
Sepulcro: primero al pequeño cuarto frente al Sepulcro y de
ahí, al Sepulcro Mismo.
No es
posible seguir los hechos dentro del Sepulcro, así que le
pregunté al Patriarca de Jerusalén, Diódoro I, acerca del
centro de los acontecimientos.
"¿Su
Beatitud, qué ocurre cuando usted entra en el Santo Sepulcro?"
"Entro
al Sepulcro, y me arrodillo en santo temor, frente al lugar
donde Cristo yacía después de Su Muerte, y donde Él Resucitó,
de entre los muertos. Orar en el Santo Sepulcro, en sí mismo,
es siempre para mí, un momento muy sagrado, en un lugar muy
sagrado. Es aquí, donde Él Resucitó, con Gloria, y es de aquí,
desde donde Él propagó Su Luz al mundo. Juan, el Evangelista,
escribe en el primer capítulo de su Evangelio, que Jesús es la
Luz del Mundo. Al arrodillarnos frente al lugar donde Él
Resucitó de los muertos, somos partícipes de la cercanía
inmediata de Su Gloriosa Resurrección. Los Católicos y los
Protestantes llaman a esta Iglesia, "La Iglesia del Santo
Sepulcro". Nosotros la llamamos "La Iglesia de la
Resurrección". La Resurrección de Cristo, para nosotros, los
Ortodoxos, es el centro de nuestra fe. En Su Resurrección,
Cristo ha ganado la victoria final sobre la muerte, no solo Su
Propia Muerte, sino la muerte de todos aquéllos que
permanecerán cerca de Él".
"No
creo que sea coincidencia que el Fuego Santo llegue,
exactamente, en este punto. En Mateo 28,3, se dice que cuando
Cristo Resucitó de entre los muertos, vino un ángel, vestido
de una Luz temerosa. Creo que la Luz sorprendente que envolvía
al ángel, en la Resurrección del Señor, es la misma Luz que
aparece, Milagrosamente, cada Sábado de Pascua. Cristo quiere
recordarnos que Su Resurrección es una realidad, y no sólo un
mito. Él, realmente, vino al mundo, con el fin de dar el
Sacrificio necesario, a través de Su Muerte y Resurrección,
para que el hombre pudiera ser reunido con Su
Creador."
"Busco
mi camino, a través de la oscuridad, hacia la cámara interna,
en la cual, caigo de rodillas. Aquí, digo ciertas oraciones
que nos han sido dadas a través de los siglos y, habiéndolas
dicho, espero. Algunas veces, espero unos cuantos minutos,
pero, normalmente, el Milagro ocurre inmediatamente después de
que he dicho las oraciones. Desde el centro de la misma
piedra, en la cual Jesús yació, surge una Luz indefinible.
Generalmente, tiene un tinte azul, pero el color puede cambiar
y tomar muchos matices diferentes. No puede ser descrita en
términos humanos. La Luz se eleva de la piedra, como la niebla
se eleva de un lago. Parece que la piedra estuviera cubierta
por una nube, pero es Luz. Cada año, esta Luz se comporta de
manera diferente. Algunas veces cubre solamente la piedra,
mientras que otras veces, ilumina todo el Sepulcro, para que
las personas que están paradas afuera de Él, puedan verlo
lleno de esta Luz. La Luz no quema. En los dieciséis años que
he sido Patriarca, en Jerusalén, y he recibido el Fuego Santo,
nunca se me ha quemado la barba. La Luz es de una consistencia
distinta al fuego normal que arde en una lámpara de
aceite."
"En
cierto momento, la Luz se eleva y forma una columna, en la
cual el Fuego es de una naturaleza diferente, por lo que puedo
encender mis velas de él. Una vez que recibí la Llama en mis
velas, salgo y doy el Fuego, primero al Patriarca Armenio, y
luego, al Copto. Después, doy la Llama a todas las personas
presentes en la Iglesia".
"¿Cómo
experimenta usted el Milagro, y qué significa para su vida
espiritual?".
"Cada
año, el Milagro me conmueve, con la misma intensidad. Cada
vez, es un paso más hacia mi conversión. Personalmente, es un
gran consuelo contemplar la Fidelidad de Cristo hacia
nosotros, la cual Él demuestra al darnos la Santa Llama, cada
año, a pesar de nuestras fragilidades y fallas. Experimentamos
muchas maravillas en nuestras Iglesias, y los Milagros no son
nada raro para nosotros. Sucede a menudo, que los íconos
lloran, cuando el Cielo quiere mostrar su cercanía con
nosotros. También tenemos santos, a quienes Dios les da muchos
dones espirituales. Pero ninguno de estos Milagros tiene un
significado, tan penetrante y simbólico para nosotros, como el
Milagro del Fuego Santo. El Milagro es casi como un
Sacramento. Hace la Resurrección de Cristo presente, como si
hubiera muerto, sólo hace algunos años".
Mientras el
Patriarca está dentro de la capilla, arrodillado frente a la
piedra, afuera hay oscuridad, pero no silencio. Se escucha un
fuerte murmullo, y el ambiente está muy tenso. Cuando el
Patriarca sale con las dos velas encendidas, que resplandecen,
brillantes, en la oscuridad, un grito de júbilo resuena en la
Iglesia, comparable solo al grito de gol en un partido de
futbol.
El
Milagro no se limita a lo que ocurre dentro del Pequeño
Sepulcro, donde el Patriarca ora. Lo que es más significante
es, que se ha reportado que la Luz azul aparece fuera del
Sepulcro. Cada año, muchos creyentes dicen que esta Luz
Milagrosa, por sí misma, enciende las velas que ellos
sostienen en sus manos. Todos en la Iglesia esperan, con
velas, con la esperanza de que éstas se enciendan
espontáneamente. A menudo, las lámparas de aceite cerradas, se
prenden por sí mismas, ante los ojos de los peregrinos. Se ha
visto a la Llama azul, moverse en diferentes lugares de la
Iglesia. Varios testimonios firmados por los peregrinos, cuyas
velas se prendieron espontáneamente, testifican la validez de
estos hechos. La persona que, a cierta distancia del Sepulcro,
experimenta el Milagro de ver su vela encendida, o el ver la
Luz azul, generalmente, se va de Jerusalén cambiado, y para
todos los que asistieron a la ceremonia, siempre hay un "antes
y después" del Milagro del Fuego Santo en
Jerusalén.
Uno se
puede preguntar por qué el Milagro del Fuego Santo es casi
desconocido en Europa Occidental. En las áreas Protestantes,
en cierta forma, se puede explicar por el hecho de que no hay
una verdadera tradición para los Milagros. La gente no sabe
como clasificarlos, y éstos casi no se publican en los
periódicos. Pero, en la tradición Católica existe un gran
interés por los Milagros. Entonces, ¿por qué casi no se
conoce? Sólo una explicación es suficiente: la política en la
Iglesia. Sólo las Iglesias Ortodoxas asisten a la ceremonia,
enmarcando el Milagro. Sólo ocurre en la fecha de la Pascua
Ortodoxa, y sin la presencia de las autoridades Católicas.
Para ciertos Ortodoxos, esta evidencia es prueba de la noción
de que la Iglesia Ortodoxa es la Única Iglesia Legítima de
Cristo, en el mundo, y esta aseveración, obviamente, puede
ocasionar ciertas inquietudes, en los círculos
Católicos.
Como
con cualquier otro Milagro, hay personas que creen que esto es
un fraude, y solamente una obra maestra de propaganda
Ortodoxa. Creen que el Patriarca tiene un encendedor dentro
del Sepulcro. Estas críticas, sin embargo, se enfrentan a un
número de problemas. Los cerillos, y otros instrumentos para
encender fuego, son inventos recientes. Hasta hace sólo
algunos cientos de años, encender un fuego era una tarea que
requería mucho más tiempo, que los pocos minutos que el
Patriarca está dentro del Sepulcro. Tal vez, se podrá decir
que él tiene una lámpara encendida adentro, de la cual él
enciende las velas, pero las autoridades locales confirman
haber revisado el Sepulcro, y no encontraron ninguna luz
dentro.
Sin
embargo, los más grandes argumentos contra un fraude, no son
los testimonios de los distintos patriarcas. Los retos
más grandes, que confrontan los críticos, son los miles de
testimonios independientes de los peregrinos, cuyas velas
fueron encendidas, espontáneamente, frente a sus ojos, sin
ninguna explicación posible. De acuerdo con nuestras
investigaciones, nunca ha sido posible filmar el momento en
que las velas, o las lámparas de aceite se encienden por sí
mismas. Sin embargo, tengo una cinta filmada por un joven
ingeniero de Belén, Souhel Nabdiel. El señor Nabdiel ha estado
presente en la ceremonia del Fuego Santo, desde su niñez. En
1996, se le pidió que filmara la ceremonia desde el balcón del
domo de la Iglesia. Junto a él, en el balcón, estaban una
religiosa y otros cuatro creyentes. La religiosa estaba a la
derecha de Nabdiel. En el video, se observa que él filma hacia
abajo, enfocando a las multitudes. En cierto punto, todas las
luces se apagan, es el momento que el Patriarca entra al
Sepulcro, y toma el Fuego Santo. Mientras, el se encuentra
todavía dentro del Sepulcro, se escucha, de repente, un grito
de sorpresa y asombro, de la religiosa parada junto a Nabdiel.
La cámara empieza a moverse, mientras se escuchan las voces
agitadas de las otras personas presentes en el balcón.
Entonces, la cámara gira a la derecha, siendo posible
contemplar el motivo de la emoción. Una gran vela, sostenida
por la religiosa rusa, se enciende frente a todas las personas
ahí presentes, antes de que el Patriarca salga del Sepulcro.
Con manos temblorosas, ella sostiene la vela, mientras una y
otra vez, hace la señal de la Cruz, asombrada por el Milagro
que ha atestiguado. Este video parece ser lo más cercano a una
filmación del Milagro.
Este
Milagro, como muchos otros, están rodeados de factores
inexplicables. Como dijo el Arzobispo de Tiberias, Alexios,
cuando me encontré con él en Jerusalén: "El Milagro
nunca ha sido filmado, y probablemente, nunca lo será. Los
Milagros no pueden ser probados. Se requiere fe para que un
Milagro traiga fruto en la vida de una persona, y sin este
acto de fe, no hay Milagro, en sentido estricto. El verdadero
Milagro, en la tradición Cristiana, tiene un solo propósito:
extender la Gracia de Dios a la creación, y Dios no puede
extender Su Gracia, sin fe por parte de Sus Criaturas. Por lo
tanto, no puede haber Milagro sin fe."
En el siguiente sitio, pueden ver imágenes
de este acontecimiento: http://www.holylight.gr/enmain.html