Dado por Vassula en Meteora, Grecia en Mayo de
2004.
Si verdaderamente queremos progresar
espiritualmente y seguir el Camino para convertirnos en dioses
por participación, reinar con Dios, y tener una visión de
Dios, mientras estamos en la tierra, debemos saber que entre
más anulados estemos para Dios, estaremos más completamente
unidos a Dios y mayores serán Sus Obras en nosotros. Debemos
ser humildes de una manera realista. El Llamado de Dios, de
hoy en día, es para una renovación de espíritu y para alcanzar
esos ascensos que parecían impenetrables y únicamente
alcanzables por los santos. Pero Dios está derramando Su Santo
Espíritu de una manera tan poderosa, como nunca antes en la
historia, alcanzando casi a todos para ser elevados a las
alturas de la Gloria y participar de la luz del intelecto.
Todo esto es posible para nosotros por Su Espíritu, ya que por
Su Espíritu somos partícipes de Dios y renacemos. Con este
nuevo nacimiento, nos adentramos en las virtudes y a las
realidades Celestiales. Al convertirnos, así, en hijos
adoptivos de Dios, compartiremos luces intelectuales
para empezar a conocer a Dios, bajo un entendimiento y
percepción diferentes a lo que conocíamos antes, cuando
seguíamos las enseñanzas de esta tierra, entendiéndolas de una
manera limitada con nuestras mentes. En un Mensaje, el
Espíritu Santo dijo:
“Yo soy Aquel que te trajo a un Amor
filial con Nuestra Divinidad para llevar una vida Divina y
convertirte en otra hija adoptiva del Padre…”
Está escrito en las Escrituras que el
Temor del Señor es el principio de la Sabiduría y que el Temor
del Señor es la Corona de la Sabiduría. Sabemos, también, que
nuestro Señor ha dicho que la Sabiduría se da a simples niños.
En otras palabras, la Sabiduría le será dada a un corazón
contrito, sin malicia. Así, cualquiera que se acerque al Señor
con simplicidad y un corazón puro, el Espíritu Santo no
rehuirá a esa alma, sino que con agrado vendrá y se hará Amigo
de esa alma instruyéndola con la Sabiduría, de una manera
silenciosa. Cuando la gente pregunte: “¿De dónde obtuvo éste
todo este conocimiento y enseñanzas sobre las cosas
Celestiales?”, la respuesta será que el conocimiento y la
enseñanza sólo pueden venir a través del Espíritu Santo, que
sumerge al alma en Sus Ríos límpidos que fluyen de la Boca de
Dios, es decir, Su Palabra. Y así como envolvió a Moisés en
una nube, el Espíritu Santo puede envolvernos en una santa
contemplación, durante la cual nuestra alma y nuestra mente
serán elevados a lo Divino, así como a la Vida Trinitaria.
En los Mensajes de la Verdadera Vida en
Dios, nuestro Señor nos hace el favor de enseñarnos, en un
lenguaje sencillo cómo ascender estas alturas y entrar después
a mayores luces de entendimiento, penetrando las Llamas
Impenetrables del Amor Divino. No podemos alcanzar estas
alturas y penetrar a las profundidades de la luz misma, sino
es a través de la Gracia del Espíritu Santo. A través de las
enseñanzas de Dios no solo estamos siendo elevados sino
renovados también. Por esto, lo que necesitamos para alcanzar
estas alturas es una entrega total de nuestra voluntad a Dios,
para dejar libre al Espíritu Santo que actúe en nuestra alma,
para entender el lenguaje del Cielo y poder transformarnos en
seres Divinos.
5 de febrero de 2004 “Yo soy la
Resurrección y la Vida. Todo lo que te he dado en forma
escrita es un río resplandeciente que purifica cuerpo y mente,
alma y corazón, limpiando brea y hollín. Yo, el Cristo, tengo
el Poder de transformar todo tu ser de la oscuridad a la luz.
Durante los últimos 18 años te he estado hablando a tu
corazón, a través del Espíritu Santo. Mis Odas Misericordiosas
que contienen dentro de ellas revelaciones y enseñanzas
místicas son para ti y para esta generación atrofiada. Son un
regalo del Padre, de Mí y del Espíritu Santo…”
31 de mayo de 2003 “Mis dichos son
lecturas bizantinas, elevándolos de la nada a ser dioses,
conduciéndolos a altos niveles de espiritualidad y prácticas
ascéticas, para vivir una vida mística que es accesible y
lograda por todo ser humano. Mi Espíritu Santo, la Fuente de
todo lo que Vino a Ser, y la Fuente del Conocimiento está
dispuesto a distribuir Sus Dones a toda la humanidad, dándoles
señales y enseñanzas, a través de Su Luz Inefable”.
El Padre nos promete que si estamos
dispuestos a morir a nosotros mismos, Él nos renovará. Él
dice: “Yo Mismo les enseñaré a alcanzar grados de alta
santidad, a pesar de las enfáticas cacofonías de sus enemigos
que no les mostrarán ni piedad ni caridad. Sin embargo, Yo les
daré el espíritu de la perseverancia, un espíritu tan valiente
que su mera presencia hará temblar los cimientos del infierno,
ya que estarán vestidos con el Glorioso Esplendor de Mi Hijo
Jesucristo”.
“Estoy renovando a Mi Creación; este es
el comienzo de esta renovación. Este es Mi Paso entre las
tumbas, entre un gran cementerio. ¡Mi Paso convertirá a las
tumbas en gloriosas catedrales con el Fuego de Mi Amor dentro
de ellas!
El Padre nos está llamando para
contemplarlo, atrayéndonos a una vida de constante
contemplación de Él. En el Cielo tendremos una contemplación
infinita de Dios, pero Dios nos da la posibilidad de
santificarnos para comenzar desde aquí, recibiendo al Espíritu
Santo para que habite dentro de nosotros. Por lo tanto, el
Señor dice que podemos avanzar de ascenso en ascenso mediante
una conformidad interna a la Semejanza de Cristo. Para esto,
nuestro Señor nos ha dado Sus enseñanzas para que sean
alcanzables y comprensibles para todos.
Recientemente, Jesús dijo: “Te he dado
enseñanzas de lecturas bizantinas para alcanzar la
contemplación más alta, para alcanzarme… La vaguedad y las
formas rígidas no son medios de enseñanza, sino que Mi
Teología está basada en la Verdad y Amor Divino. Esta es Mi
Teología”. 9 de abril de 2004
En nuestro viaje espiritual, siempre
hay ocasiones de peligro puestas por el maligno. Es por esto
que nuestro Señor quiere que permanezcamos despiertos y
concientes de Su Presencia. Para esto, tenemos que convertir
nuestras vidas en una oración incesante. Ni por un minuto
debemos de pensar que porque hemos recibido la Gracia de Dios
podemos hacer lo que queramos y continuar pecando, porque el
peligro es que caigamos de la Gracia. Esto es lo que el Señor
dice: (15 diciembre 2003) “Yo soy la Luz y aquel que vive en
la Luz se convierte en parte de la Luz…. En Mí no hay rastro
de oscuridad ni sombra alguna; la Gracia es parte de Mí y es
Luz también. Cuando la Gracia disminuye en alguien que Me
ofende persistentemente, así también la luz que le fue dada,
disminuye y gradualmente desaparece… El que permanece en Mi
Gracia permanece en Mi Luz, la que amplía su conocimiento
sobre las realidades y riquezas espirituales, ya que una
poderosa transformación se lleva a cabo dentro de la Luz,
conduciéndolo a mayores ascensiones, más profundamente dentro
de Mí, su Dios, progresando su alma, vivificándolo,
encendiéndolo, y como una paja elevada por el fuego de esta
manera lo elevo a mayores ascensos de santidad.
Pero aquellos que caen de la Gracia,
caen de Mi Vista y ¡qué caída es esa! Caen en la oscuridad
profunda en velos de tinieblas… A todos ustedes se les da
acceso para tomar parte de Mi Luz y convertirse en una flama.
Así como la gracia es Luz, así las virtudes que están en la
Luz. Estas también se obtienen por aquellos que habitan en Mí,
en Mi Luz, y a través de Su relación íntima Conmigo, dichas
virtudes se vivificarán para convertirse en Luz,
permitiéndoles crecer en la piedad, asemejándose
verdaderamente a Mí, transformándolos en un dios y
transformando su mente, alma y corazón para irradiar Mi
Gloria, ya que dentro de ustedes estará la Nobleza Misma, Mi
Reino y Mi Trono y cualquiera que los vea Me estará
percibiendo a Mí, no a ustedes; juntos seremos
Uno”.
Una vez que nuestra alma obtenga las
virtudes en esta Luz Divina y las vivifique a través de esta
relación íntima con nuestro Señor, empezaremos a alcanzar
virtudes más altas. La virtud del apasionamiento es una virtud
que separa el alma de todos los deseos terrenales, haciendo
que sólo deseemos amar a Dios y al prójimo y servir a
Dios.
Nuestro Señor nos da la oportunidad de
ser Uno con Él. En los Mensajes, hay un llamado repetitivo en
el que nos dice que nos puede convertir en dioses. Nosotros,
las criaturas, podemos ser transfigurados y del polvo de la
tierra y de la materia corrompible que somos, Él puede
exaltarnos a las alturas supremas de la divinidad,
convirtiéndonos en “partícipes de la Naturaleza Divina”. Es
por esto que nuestro Señor nos hace entender que el hombre
puede ser restaurado y santificado y en este estado superior
nos colocará aún arriba de los ángeles. En la Ortodoxia,
nuestra Madre Bendita es venerada en esta manera, ya que Ella
es “Más Honorable que los querubines y sin comparación alguna.
Más gloriosa que los serafines”, así como “Dulzura de los
ángeles” y “Mayor que los Cielos”.
Por lo tanto, los Mensajes de la
Verdadera Vida en Dios son un llamado para conducir a nuestras
almas a la perfección y para ser la Santa Morada de Dios, sin
mancha alguna. Todos somos llamados a alcanzar el estado
Divino del Amor Perfecto. Somos llamados a obtener el legado
de ser hijos e hijas del Altísimo. Somos constantemente
llamados hacia Dios, para que Él nos conduzca hacia la
deificación. Mencioné hace un momento que Dios está renovando
Su Creación y que estamos viviendo tiempos especiales, en los
que la Gracia está siendo dada liberalmente a muchos de
nosotros, como nunca antes en la historia. Esto es, por
supuesto, una acción del Espíritu Santo para renovar la
Creación de Dios. Es la Visitación de nuestro Señor entre
nosotros. Si uno pregunta ¿cómo podemos saber si es Su
Visitación? La respuesta es por los signos de la Presencia de
Dios, por la alegría y la paz que nuestra alma obtiene, por la
tranquilidad en que Él pone a nuestra alma a descansar, por la
Sed de Dios dentro de nuestra alma, por las delicias y
consolaciones amorosas que Él infunde en nuestra alma, por el
deseo de servirle a Él y al prójimo. Esto es lo que nuestro
Señor dice:
“Dime, ¿hay algo en el mundo o
alrededor de ti que pueda darle a tu alma mayores delicias
exquisitas y amorosas que estar Conmigo, sólo Conmigo, solos?
¿Qué te da Mi Presencia?”
A esto, respondí con la ayuda del
Espíritu Santo lo siguiente: (20 de enero de 1999) “Tu
Presencia me da un sabor anticipado de la Visión Beatífica, me
da una contemplación de Tu Gloria. Tu Presencia me da un
deleite interior, ése que es dado a los santos que tienen
méritos. Yo no tengo ninguno. Me da una conciencia intelectual
de que en Tu Luz Trascendente, Tú la Deidad, que llenas todas
las cosas sin estar contenido por sus límites, puedes habitar
en Mí, puedes habitar en nosotros. En Tu Presencia encuentro
alegría, luz, suspiros de anhelo, anhelo de penetrar aún más
en la contemplación, para poder ver lo que ningún ojo ha visto
y escuchar lo que ningún oído ha escuchado”.
Beneficiémonos todos del llamado de
Dios que quiere conducir a nuestras almas a la santidad. No
permitan que su corazón, como dice el Señor, se convierta en
una cisterna rota que jamás podrá contener líquido, sin
importar cuánto trate uno de llenarlo. Estemos vigilantes al
llamado de Dios y aprendamos de Sus Palabras de Conocimiento
para que podamos perfumar el mundo con Su dulce Aroma,
convirtiendo los desiertos en campos de
conocimiento.