Mi nombre es Johan Andersson y provengo de Suecia. Voy a dar mi testimonio personal sobre las revelaciones de Vassula. Quizás el testimonio más importante es mi propia vida, pero espero poder escribir algo de lo que las revelaciones han significado, (y aún significan) para mí.

Crecí en un pequeño suburbio de Estocolmo y tuve una infancia llena de deportes y diferentes actividades. Mis padres me criaron en una religión laica, sin práctica en la Iglesia, excepto los bautizos, matrimonios y funerales, tan típicos en la clase media de Suecia. Sin embargo, yo sentía la presencia de algo más grande, tratando de captar mi atención.

Hubo un cierto cambio en mi vida, cuando empecé a estudiar en una escuela secundaria cercana. La escuela estaba en los suburbios de Estocolmo, no muy lejos de donde yo crecí y me mostró una pobreza que no pensé que existía en Suecia. Esto cambió mi visión del dinero y me hizo buscar "ésa presencia más grande", que sentía en lo profundo de mi corazón.

Yo había orado casi cada noche durante toda mi niñez (o algo parecido a una oración) y supe que esta "fuente mayor" me hizo empezar a leer la Biblia. Pronto, tuve claro que ese sentido más grande era el Altísimo Padre, de Quien yo había leído en las Sagradas Escrituras. En la escuela conocí Musulmanes y Cristianos del Medio Oriente, especialmente Cristianos Sirio Ortodoxos. Los Sirios me mostraron la fe Cristiana, Jesús crucificado por todos nosotros, con sus grandes cruces doradas.

Un año después, mi familia se mudó al suburbio en donde se encontraba la escuela secundaria. Cerca de ahí, había una Iglesia. En el suburbio, los Cristianos eran personas con una cruz alrededor de su cuello, sin importar demasiado si eran Ortodoxos, Católicos o Protestantes. Decidí asistir a la Iglesia, el primer domingo en que llegamos a nuestra nueva casa y eso empezó un proceso que terminó en mi Confirmación y en que me convirtiera en un joven líder de los jóvenes Confirmados.

Al principio todo parecía maravilloso y crecí en mi propia fe, y mi relación con Dios, se hizo más y más grande. Mis amigos Ortodoxos tenían diferentes puntos de vista que los míos (los de mi Iglesia), especialmente sobre las mujeres sacerdotes. En ese tiempo, yo no veía mal la existencia de mujeres sacerdotes. ¿Por qué no lo podían ser? Pero pronto, aprendería que esta congregación hacía cosas que yo no sabía que podían ocurrir en la Iglesia. Después de la Misa del domingo, una mujer laica de la Iglesia, se acercó al sacerdote (yo estaba parado sólo a unos pocos metros de él) y le preguntó "¿Qué debemos hacer con el vino sobrante?", y él respondió: "Algunas personas lo derraman en los arbustos, pero puedes tirarlo en el lavabo".

Esto me impactó y sabía que no estaba bien. Pero yo no sabía nada sobre cómo tratar la Eucaristía y mi sacerdote no parecía tener ningún problema con ello, a pesar de las inquietudes que le comenté en conversaciones privadas. Uno de mis amigos sirios es hijo de un sacerdote y tuvimos varias discusiones teológicas. En una ocasión, él me dijo: "Mi cuerpo se estremece cuando el Espíritu Santo cambia el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor".

Hubo una gran lucha interior dentro de mí. "¿Qué debía hacer con este problema?". Las cosas todavía empeoraron más. En un campamento que tuvimos con nuestros Confirmados, mi sacerdote celebró una Misa y después me preguntó: "¿Puedes hacerte cargo de esto?", queriendo decir que yo debía verter el vino (la Sangre de Cristo) fuera de la casa. Cuando él me lo pidió, fue como si un ángel tomara su espada y la clavara en mi corazón, porque algo me detuvo. Yo dije: "No, no puedo hacerlo". Entonces, él tomó el vino (dijo, está bien) y salió a verterlo. Esto me hizo que me confundiera más aún y me pregunté: "¿Qué debo hacer?".

Unos meses antes de este campamento, yo había decidido visitar un monasterio y con la ayuda de mi sacerdote, conseguí la dirección de un monasterio Luterano en Sala, Ostanback. Yo había estado ahí en febrero y había leído algo de las Revelaciones de Vassula. Ahí, decidí ir a este monasterio en el verano, por un periodo de tres semanas, y eso cambiaría mi vida para siempre.

Yo todavía iba a comulgar en mi Iglesia y no podía decirle a nadie mi dolor interior sobre esto. Pero Dios me mostraría el camino y es aquí donde entraron las Revelaciones de Vassula. Fui a este monasterio, y el primer día de mi estancia de tres semanas, abrí un pequeño folleto que trataba acerca de la "Verdadera Vida en Dios". Leí al final de la página las Palabras: "Ustedes no pueden derramar Mi Sagrada Eucaristía, o tratarla de cualquier forma, como si no fuera Santa". Finalmente, obtenía la respuesta que estaba buscando y que de alguna manera, ya sabía. Ahora, ¿qué hacer?

La primera noche después de leer esto, no pude dormir. Todo estaba al revés. Todo lo que había desarrollado en mi fe Cristiana y en relación con mi sacerdote, parecía un error. El día siguiente empecé a hacer algo de trabajo en el monasterio y después de una pequeña reprimenda, ya no pude contener el dolor que era tan grande dentro de mí. Acabé llorando en mi habitación. Nunca había llorado tanto en toda mi vida. La circunstancia más extraordinaria es que esto ocurrió el 1º de julio, día que alguna vez fue la Fiesta de la Preciosa Sangre de Cristo.

Sabía que ya no podía recibir la Sagrada Comunión en mi congregación. Empecé a escribir una carta a mi sacerdote, hablándole acerca de las Revelaciones de Vassula y que debía dejar de comulgar en su Iglesia. Por la Gracia de Dios, el monasterio me ayudó a empezar una nueva vida espiritual, durante esas semanas, y cuando me iba, me sentí tan feliz y pensé que Dios quería que me convirtiera en sacerdote, (algo que ya había pensado, antes de la experiencia), pero cuando regresé a casa a la vida "normal", después de un tiempo, todo había cambiado. Mi novia y yo nos separamos, mi congregación no entendía por qué no los seguía al Altar durante la Sagrada Comunión. Todo terminó con muchas lágrimas y con muchas separaciones, que me rompieron el corazón. Después de un tiempo, encontré una congregación (la cual el monasterio me había recomendado) y me sentí bastante bien, pero todavía faltaba algo. Después de mi experiencia, yo sabía que tenía que seguir a Jesús y solo a Él.

Empecé en un seminario para preparación de estudios teológicos, sin embargo, yo sabía que esto no estaba bien. La Iglesia Oficial de Suecia tiene una extraña estructura eclesiástica. Actualmente, los políticos deciden sobre la fe de la Iglesia, por lo que han detenido a aquéllos que se acogen a la fe Católica, desde su ordenación.

Pronto, Dios me mostró el camino (como Él siempre lo ha hecho, en mi experiencia) y todo terminó, donde empezó, es decir, en el monasterio.

Ahora, he empezado mi camino para convertirme en monje. A pesar del hecho de que estoy en el principio de mi viaje, en este monasterio, quiero decirles acerca de mi experiencia de la "Verdadera Vida en Dios". He leído algunos de los testimonios de la VVeD, los cuales reportan que ésta ha fortalecido su fe, lo que me parece maravilloso, pero para mí, las Revelaciones de Vassula de la VVeD, no sólo han fortalecido mi fe, sino que han cambiado mi vida.

Me abrieron los ojos acerca del Papa, de la Santa Oración del Rosario (la cual ahora, es mi más apreciada oración, aparte de las oraciones comunes en el monasterio) y la importancia de la unidad Cristiana. Y, es por causa de la unidad, que estoy escribiendo todo esto sobre mis experiencias. Porque si esto puede ayudar a la aceptación y reconocimiento de las Revelaciones de la "Verdadera Vida en Dios" por las autoridades de la Iglesia, mi pequeño viaje parece como una gota en el mar.

Quizás este testimonio no es nada insólito, pero entonces, mayor es mi alegría porque esto significa que la "Verdadera Vida en Dios" está reuniendo personas, de todas partes del mundo, para que los Ortodoxos, los Católicos, y los Protestantes se puedan unir.

Que Dios nos cambie a todos y nos bendiga con Su Santo Espíritu, para que todos podamos seguir a Jesús con nuestros corazones, mentes, almas y vidas.

Sinceramente suyo en Cristo,