Aunque
los Católicos, ya celebraron la Pascua, la Iglesia Ortodoxa se encuentra
conmemorando, esta semana, la pasión de Cristo. El próximo sábado, en la Iglesia
del Santo Sepulcro, en Jerusalén, el extraordinario Milagro del Fuego Santo
ocurrirá, una vez más, un día antes de la Liturgia de la Pascua, el domingo, 27
de Abril de 2003.
A
continuación se encuentra un extracto de un artículo, escrito por Niels Christian Hvidt, que ya ha sido enviado al foro, sin embargo, por
su importancia, consideramos conveniente enviarlo
nuevamente.
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El
Milagro del Fuego Santo en Jerusalén por Niels Christian Hvidt
"El
Sábado Santo, los creyentes se reúnen, en grandes multitudes, en la Iglesia del
Santo Sepulcro. Ya que en este día, baja Fuego del Cielo y enciende las lámparas
en la Iglesia". Esto es lo que se lee en uno de los muchos itinerarios de la
Pascua en Tierra Santa.
"El
Milagro del Fuego Santo" es conocido, por los Cristianos de las Iglesias
Ortodoxas, como "El más grande de todos los Milagros Cristianos". Tiene lugar
cada año, a la misma hora, de la misma manera, y en el mismo lugar. No se conoce
de ningún otro Milagro que ocurra, de manera tan regular, y por un período de
tiempo tan extenso. Se puede leer acerca de él en fuentes tan antiguas, como las
del siglo octavo después de Cristo. El Milagro ocurre en La Iglesia del Santo
Sepulcro, en Jerusalén, la cual es, para millones de creyentes, el lugar más
sagrado sobre la Tierra. La Iglesia del Santo Sepulcro es un sitio enigmático,
en sí mismo. Los teólogos, historiadores y arqueólogos consideran que la Iglesia
contiene tanto el Gólgota, la pequeña colina en la cual Jesucristo fue
crucificado, como la "tumba nueva", cerca del Gólgota, que recibió Su Cuerpo
Muerto, como se lee en los Evangelios. Es en este mismo punto que los Cristianos creen que Él resucitó de entre los
muertos.
Uno
puede rastrear el Milagro, a través de los siglos, en los muchos itinerarios de
Tierra Santa. El abad ruso Daniel, en su itinerario, escrito en los años 1106 y
1107, presenta el "Milagro de la Luz Santa", de una manera muy detallada, así
como las ceremonias que lo enmarcan. Él recuerda cómo el Patriarca entra en la
capilla-Sepulcro (la Anastasis), con dos velas
apagadas. El Patriarca se arrodilla frente a la piedra, sobre la cual Cristo fue
colocado después de Su Muerte, y dice ciertas oraciones, después de las cuales
ocurre el Milagro. La Luz emana desde el centro de la piedra: una Luz azul
indefinible, que después de un tiempo, enciende las lámparas de aceite apagadas,
al igual que las dos velas del Patriarca. Esta Luz es "El Fuego Santo", y se
propaga a todas las personas presentes en la Iglesia. La ceremonia del "Milagro
del Fuego Santo" es, tal vez, la ceremonia Cristiana, más antigua e ininterrumpida en el mundo. Desde el siglo cuarto después de
Cristo, hasta nuestros días, diversas fuentes hablan del asombroso Milagro. Por
lo escrito, en estas fuentes, es claro que el Milagro ha sido celebrado en el
mismo punto, en el mismo día de Pascua, y en el mismo esquema litúrgico, a través de todos estos
siglos. Uno se puede preguntar, si esto ocurrirá también en el año
1998.
Con
el fin de averiguarlo viajé a Jerusalén para estar presente en la ceremonia, en
la cual el Milagro del Fuego Santo ocurre, y puedo dar testimonio de que no solo
ocurrió en la antigua Iglesia, y durante toda la Edad Media, sino también el 18
de abril de 1998. El Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén, Diódoro I, es el hombre que, cada año, entra al Sepulcro
para recibir el Fuego Santo. Él ha sido el Patriarca de Jerusalén, desde 1982 y,
por lo tanto, es el testigo clave del Milagro. Previamente a la ceremonia de
este año, el Patriarca me recibió, en audiencia privada, donde tuve la
oportunidad de hablar con él acerca del Milagro, con el fin de saber,
exactamente, qué sucede en el sepulcro, y qué significado personal tiene el
Milagro para él, en su vida espiritual. Además, por su intervención, fui
admitido a los balcones en el domo de la Iglesia del Santo Sepulcro, desde donde
tuve una buena vista de la gran cantidad de gente que se había reunido alrededor
del Sepulcro, en anticipación al "Gran Milagro del Fuego
Santo".
¿Pero,
qué exactamente, sucede en la Iglesia del Santo Sepulcro el Sábado de Pascua?
¿Por qué tiene tal impacto en la Tradición Ortodoxa? ¿Por qué parece que nadie
sabe del milagro, en los países Protestantes y
Católicos?
El
Milagro ocurre cada año en el Sábado de la Pascua Ortodoxa. Hay muchos tipos de
Cristianos Ortodoxos: Sirios, Armenios, Rusos y Griegos
Ortodoxos, al igual que Coptos. Tan sólo en la Iglesia del Santo Sepulcro, hay 7
distintas denominaciones Cristianas. La fecha de la Pascua Ortodoxa se determina
de acuerdo al Calendario Juliano y no en base al Calendario Gregoriano de Europa
Occidental, lo que significa que su Pascua, normalmente, ocurre en una fecha
distinta a la fecha de la Pascua Protestante y la Católica.
Desde
que Constantino, el Grande, construyó la Iglesia del Santo Sepulcro, a mediados
del siglo cuarto, ha sido destruida muchas veces. Los Cruzados construyeron la
Iglesia que vemos hoy en día. Alrededor del Sepulcro de Jesús fue erigida una
pequeña capilla con dos cuartos: uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro, el
del propio Sepulcro, en donde no caben más de cinco personas. Esta capilla es el
centro de los acontecimientos hechos milagrosos y el estar presente en la
celebración, justifica totalmente, el término "acontecimiento", ya que la
Iglesia del Santo Sepulcro, no se llena de esa manera, en ningún otro día del
año. Si uno desea entrar, tiene que calcular seis horas para formar fila. Cada
año, cientos de personas no pueden entrar debido a las multitudes. Acuden
peregrinaciones de todas partes del mundo, la mayoría de Grecia, pero en años
recientes, ha aumentado el número de asistentes rusos, y de lo que eran los
países de Europa Oriental.
Con
el fin de estar tan cerca del Sepulcro, como sea posible, las peregrinaciones
acampan alrededor de la Capilla-Sepulcro, esperando desde la tarde del Viernes
Santo, en anticipación a la maravilla del Sábado Santo. El Milagro ocurre a las
2.00 P.M. pero, desde las 11.00 A.M., la Iglesia está completamente
llena.
Desde
las 11:00 A.M., y hasta la 1 P.M., los árabes Cristianos entonan cantos tradicionales, en
voz alta. Estos cantos datan de los tiempos de la ocupación turca de Jerusalén,
en el Siglo 13, un período, en el cual, a los Cristianos no se les permitía
cantar sus cantos, en ninguna parte, más que en las Iglesias. "Somos los
Cristianos, lo hemos sido por siglos y esto seremos por siempre. ¡Amén!", cantan
fuertemente, acompañados por el sonido de tambores. Los músicos que tocan los
tambores se sientan sobre los hombros de otros, quienes danzan alrededor de la
Capilla del Sepulcro. Pero, a la 1:00 P.M., las
canciones se terminan, y hay silencio, un silencio tenso y electrificado, por la
anticipación de la gran manifestación del Poder de Dios que todos están a punto
de atestiguar.
A
la 1:00 P.M., una delegación de las autoridades
locales, atraviesan entre la multitud. Aunque estos oficiales no son Cristianos, son parte de las ceremonias. En los tiempos de la
ocupación turca de Palestina, eran turcos Musulmanes, hoy son israelíes. Durante
siglos, la presencia de estos oficiales ha sido una parte integrante de la
ceremonia. Su función es la de representar a los romanos, en tiempos de Jesús.
Los Evangelios hablan de los romanos que fueron a sellar la Tumba de Jesús, para
que Sus Discípulos no se robaran Su Cuerpo, y dijeran que había resucitado. De
la misma manera, las autoridades israelíes, este Sábado de Pascua, acuden y
sellan el Sepulcro, con cera. Antes de que sellen la puerta, es costumbre que
entren al Sepulcro a revisar que no haya ninguna fuente
oculta que, fraudulentamente, pudiera producir el Milagro del fuego. Tal y como
los romanos estuvieron presentes para garantizar que no hubiera manipulación
después de la muerte de Jesús, ahora, las autoridades locales israelíes se
encuentran aquí, para garantizar que no haya engaño, en
1998.
Cuando
el Sepulcro ha sido revisado y sellado, la Iglesia entera canta el Kyrie Eleison (Señor, ten
misericordia). A la 1:45 P.M., el Patriarca entra en
escena. Al final de una gran procesión, rodea el Sepulcro tres veces, después de
lo cual, es desvestido de sus vestiduras litúrgicas reales, llevando solo su
alba blanca, una señal de humildad frente a la Gran Potencia de Dios, de la
cual, va a ser el testigo clave. Todas las lámparas de aceite han sido apagadas
la noche anterior, y ahora, toda la luz artificial se apaga, de manera que, la
mayoría de la Iglesia está envuelta en la oscuridad. Con dos grandes velas, el
Patriarca entra a la Capilla del Santo Sepulcro: primero al pequeño cuarto
frente al Sepulcro y de ahí, al Sepulcro Mismo.
No
es posible seguir los hechos dentro del Sepulcro, así que le pregunté al
Patriarca de Jerusalén, Diódoro I, acerca del centro
de los acontecimientos.
"¿Su
Beatitud, qué ocurre cuando usted entra en el Santo Sepulcro?"
"Entro
al Sepulcro, y me arrodillo en santo temor, frente al lugar donde Cristo yacía
después de Su Muerte, y donde Él Resucitó, de entre los muertos. Orar en el
Santo Sepulcro, en sí mismo, es siempre para mí, un momento muy sagrado, en un
lugar muy sagrado. Es aquí, donde Él Resucitó, con Gloria, y es de aquí, desde
donde Él propagó Su Luz al mundo. Juan, el Evangelista,
escribe en el primer capítulo de su Evangelio, que Jesús es la Luz del Mundo. Al
arrodillarnos frente al lugar donde Él Resucitó de los muertos, somos partícipes
de la cercanía inmediata de Su Gloriosa Resurrección. Los Católicos y los
Protestantes llaman a esta Iglesia, "La Iglesia del Santo Sepulcro". Nosotros la
llamamos "La Iglesia de la Resurrección". La Resurrección de Cristo, para
nosotros, los Ortodoxos, es el centro de nuestra fe. En
Su Resurrección, Cristo ha ganado la victoria final sobre la muerte, no solo Su
Propia Muerte, sino la muerte de todos aquéllos que permanecerán cerca de
Él".
"No
creo que sea coincidencia que el Fuego Santo llegue, exactamente, en este punto.
En Mateo 28,3, se dice que cuando Cristo Resucitó de entre los muertos, vino un
ángel, vestido de una Luz temerosa. Creo que la Luz sorprendente que envolvía al
ángel, en la Resurrección del Señor, es la misma Luz que aparece,
Milagrosamente, cada Sábado de Pascua. Cristo quiere recordarnos que Su
Resurrección es una realidad, y no sólo un mito. Él, realmente, vino al mundo,
con el fin de dar el Sacrificio necesario, a través de Su Muerte y Resurrección,
para que el hombre pudiera ser reunido con Su
Creador."
"Busco
mi camino, a través de la oscuridad, hacia la cámara interna, en la cual, caigo
de rodillas. Aquí, digo ciertas oraciones que nos han sido dadas a través de los
siglos y, habiéndolas dicho, espero. Algunas veces, espero unos cuantos minutos,
pero, normalmente, el Milagro ocurre inmediatamente después de que he dicho las
oraciones. Desde el centro de la misma piedra, en la cual Jesús yació, surge una
Luz indefinible. Generalmente, tiene un tinte azul, pero el color puede cambiar
y tomar muchos matices diferentes. No puede ser descrita en términos humanos. La
Luz se eleva de la piedra, como la niebla se eleva de un lago. Parece que la
piedra estuviera cubierta por una nube, pero es Luz. Cada año, esta Luz se
comporta de manera diferente. Algunas veces cubre solamente la piedra, mientras
que otras veces, ilumina todo el Sepulcro, para que las personas que están
paradas afuera de Él, puedan verlo lleno de esta Luz. La Luz no quema. En los
dieciséis años que he sido Patriarca, en Jerusalén, y he recibido el Fuego
Santo, nunca se me ha quemado la barba. La Luz es de una consistencia distinta
al fuego normal que arde en una lámpara de aceite."
"En
cierto momento, la Luz se eleva y forma una columna, en la cual el Fuego es de
una naturaleza diferente, por lo que puedo encender mis velas de él. Una vez que
recibí la Llama en mis velas, salgo y doy el Fuego, primero al Patriarca
Armenio, y luego, al Copto. Después, doy la Llama a todas las personas presentes
en la Iglesia".
"¿Cómo
experimenta usted el Milagro, y qué significa para su vida
espiritual?".
"Cada
año, el Milagro me conmueve, con la misma intensidad. Cada vez, es un paso más
hacia mi conversión. Personalmente, es un gran consuelo contemplar la Fidelidad
de Cristo hacia nosotros, la cual Él demuestra al darnos la Santa Llama, cada
año, a pesar de nuestras fragilidades y fallas. Experimentamos muchas maravillas
en nuestras Iglesias, y los Milagros no son nada raro para nosotros. Sucede a
menudo, que los íconos lloran, cuando el Cielo quiere mostrar su cercanía con
nosotros. También tenemos santos, a quienes Dios les da muchos dones
espirituales. Pero ninguno de estos Milagros tiene un significado, tan
penetrante y simbólico para nosotros, como el Milagro del Fuego Santo. El
Milagro es casi como un Sacramento. Hace la Resurrección de Cristo presente,
como si hubiera muerto, sólo hace algunos años".
Mientras
el Patriarca está dentro de la capilla, arrodillado frente a la piedra, afuera
hay oscuridad, pero no silencio. Se escucha un fuerte murmullo, y el ambiente
está muy tenso. Cuando el Patriarca sale con las dos velas encendidas, que
resplandecen, brillantes, en la oscuridad, un grito de júbilo resuena en la
Iglesia, comparable solo al grito de gol en un partido de futbol.
El
Milagro no se limita a lo que ocurre dentro del Pequeño Sepulcro,donde el Patriarca ora. Lo
que es más significante es, que se ha reportado que la Luz azul aparece fuera
del Sepulcro. Cada año, muchos creyentes dicen que esta Luz Milagrosa, por sí
misma, enciende las velas que ellos sostienen en sus manos. Todos en la Iglesia
esperan, con velas, con la esperanza de que éstas se enciendan espontáneamente.
A menudo, las lámparas de aceite cerradas, se prenden por sí mismas, ante los
ojos de los peregrinos. Se ha visto a la Llama azul, moverse en diferentes
lugares de la Iglesia. Varios testimonios firmados por los peregrinos, cuyas
velas se prendieron espontáneamente, testifican la validez de estos hechos. La
persona que, a cierta distancia del Sepulcro, experimenta el Milagro de ver su
vela encendida, o el ver la Luz azul, generalmente, se va de Jerusalén cambiado,
y para todos los que asistieron a la ceremonia, siempre hay un "antes y después"
del Milagro del Fuego Santo en Jerusalén.
Uno
se puede preguntar por qué el Milagro del Fuego Santo es casi desconocido en
Europa Occidental. En las áreas Protestantes, en cierta forma, se puede explicar
por el hecho de que no hay una verdadera tradición para los Milagros. La gente
no sabe como clasificarlos, y éstos casi no se publican en los periódicos. Pero,
en la tradición Católica existe un gran interés por los Milagros. Entonces, ¿por
qué casi no se conoce? Sólo una explicación es suficiente: la política en la
Iglesia. Sólo las Iglesias Ortodoxas asisten a la ceremonia, enmarcando el
Milagro. Sólo ocurre en la fecha de la Pascua Ortodoxa, y sin la presencia de
las autoridades Católicas. Para ciertos Ortodoxos, esta
evidencia es prueba de la noción de que la Iglesia Ortodoxa es la Única Iglesia
Legítima de Cristo, en el mundo, y esta aseveración, obviamente, puede ocasionar
ciertas inquietudes, en los círculos Católicos.
Como
con cualquier otro Milagro, hay personas que creen que esto es un fraude, y
solamente una obra maestra de propaganda Ortodoxa. Creen que el Patriarca tiene
un encendedor dentro del Sepulcro. Estas críticas, sin embargo, se enfrentan a
un número de problemas. Los cerillos, y otros instrumentos para encender fuego,
son inventos recientes. Hasta hace sólo algunos cientos de años, encender un
fuego era una tarea que requería mucho más tiempo, que los pocos minutos que el
Patriarca está dentro del Sepulcro. Tal vez, se podrá decir que él tiene una
lámpara encendida adentro, de la cual él enciende las velas, pero las
autoridades locales confirman haber revisado el Sepulcro, y no encontraron
ninguna luz dentro.
Sin
embargo, los más grandes argumentos contra un fraude, no son los testimonios de
los distintos patriarcas. Los retos más grandes, que confrontan los
críticos, son los miles de testimonios independientes de los peregrinos, cuyas
velas fueron encendidas, espontáneamente, frente a sus ojos, sin ninguna
explicación posible. De acuerdo con nuestras investigaciones, nunca ha sido
posible filmar el momento en que las velas, o las lámparas de aceite se
encienden por sí mismas. Sin embargo, tengo una cinta filmada por un joven
ingeniero de Belén, Souhel Nabdiel. El señor Nabdiel ha
estado presente en la ceremonia del Fuego Santo, desde su niñez. En 1996, se le
pidió que filmara la ceremonia desde el balcón del domo de la Iglesia. Junto a
él, en el balcón, estaban una religiosa y otros cuatro creyentes. La religiosa
estaba a la derecha de Nabdiel. En el video, se
observa que él filma hacia abajo, enfocando a las multitudes. En cierto punto,
todas las luces se apagan, es el momento que el Patriarca entra al Sepulcro, y
toma el Fuego Santo. Mientras, el se encuentra todavía dentro del Sepulcro, se
escucha, de repente, un grito de sorpresa y asombro, de la religiosa parada
junto a Nabdiel. La cámara empieza a moverse, mientras
se escuchan las voces agitadas de las otras personas presentes en el balcón.
Entonces, la cámara gira a la derecha, siendo posible contemplar el motivo de la
emoción. Una gran vela, sostenida por la religiosa rusa, se enciende frente a
todas las personas ahí presentes, antes de que el Patriarca salga del Sepulcro.
Con manos temblorosas, ella sostiene la vela, mientras una y otra vez, hace la
señal de la Cruz, asombrada por el Milagro que ha atestiguado. Este video parece
ser lo más cercano a una filmación del Milagro.
Este
Milagro, como muchos otros, están rodeados de factores
inexplicables. Como dijo el Arzobispo de Tiberias,
Alexios, cuando me encontré con él en Jerusalén: "El Milagro
nunca ha sido filmado, y probablemente, nunca lo será. Los Milagros no pueden
ser probados. Se requiere fe para que un Milagro traiga fruto en la vida de una
persona, y sin este acto de fe, no hay Milagro, en sentido estricto. El
verdadero Milagro, en la tradición Cristiana, tiene un solo propósito: extender
la Gracia de Dios a la creación, y Dios no puede extender Su Gracia, sin fe por
parte de Sus Criaturas. Por lo tanto, no puede haber Milagro sin fe."
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