“Yahvé, Tú Mismo eres mi
lámpara,
mi
Dios ilumina mi obscuridad…” Salmo
18,29
Queridos amigos:
En
los inicios de mi conversión, yo era llamada, diariamente, por Nuestro Señor
para recibir Su instrucción. Su conversación era religion y virtud. Más tarde,
fui conducida por lazos de amor para dirigirme a mucha gente, en diferentes
países, y transmitir las Palabras de Nuestro Señor y las enseñanzas de la
Sabiduría.
Las Escrituras dicen: “Trabajen para el Señor,
con esfuerzo inagotable, y con gran fervor de espíritu. Tengan esperanza y esto
los hará alegres. No se den por vencidos en las pruebas, y oren sin cesar”
(Romanos 12,11-12).
Es difícil entender los métodos de Dios, pero cuando uno confía,
ciegamente, en el Señor, todo lo que parece imposible para nosotros, se vuelve
posible con Dios, ya que Él solo es la
Sabiduría.
Para
ahora, todos ya se deben de haber dado cuenta del Brazo Poderoso de Dios. Lo
hemos observado derrotar a los orgullosos de corazón, pero rescatando a los
desvalidos; quitando a los pomposos y arrogantes de sus asientos, mientras que
eleva a los sencillos de corazón. Así, Él muestra Su tierna Misericordia hacia
todos nosotros, conduciéndonos a servirle en santidad y virtud para guiar
nuestros pies hacia el camino de la paz y la reconciliación. Las Escrituras
dicen: “Dios se opone al orgulloso, pero
le da generosamente a los humildes” (Proverbios 3, 34). Por lo tanto, entre
más cerca estén de Dios, más se acercará Él a ustedes.
Doy
gracias a mi Dios, por todo el bien que Él nos ha hecho. Al confiarme este
Mensaje Divino, el mensaje de la Verdadera Vida en Dios, considero que me ha
sido encargado el deber de protegerlo, pero también darlo a conocer. He recibido
una orden de Dios de difundir este mensaje, y cuando algunos miembros del clero
me preguntan por qué me dedico a difundir estos mensajes, en vez de quedarme en
mi casa y llevar a cabo el trabajo doméstico de una esposa, simplemente les digo
que si yo no hiciera lo que Dios me ha pedido, seguramente sería castigada. “Si yo hubiera escogido este trabajo por
decisión propia, podría esperar recompensa, pero ya que no es así, es una
responsabilidad que ha sido puesta en mis manos” (1 Corintios 9, 16) ¿A
quién estoy tratando de agradar, al hombre o a
Dios?
Le
doy gracias a Dios por haberlos puesto a todos ustedes en Su Corazón,
haciéndolos obreros también en esta obra de Misericordia. Un día verán que el
resultado de todo el trabajo que han hecho ha valido la pena. Continuo orando a
Nuestro Señor, para que la buena disposición que ha plantado en ustedes,
permanezca siempre viva.
Después de ir alrededor del mundo, durante años,
proclamando la Misericordia de Dios y atrayendo, a través de los Mensajes, a la
gente para reconocer la amistad de Nuestro Padre en el Cielo, recordándoles que
las llaves que nos conducen al conocimiento de Dios es el arrepentimiento y la
intimidad, y después de hacer un llamado a las Iglesias para que se arrepientan
de su pecado de división y se reconcilien una con la otra, y sean una sola de
corazón, en estos últimos meses, el Señor me ha mostrado su siguiente paso. El
Espíritu del Señor me ha guiado, recientemente, para ir a los no Cristianos y
ser testigo de paz, perdón y reconciliación. Recuerden, Cristo es la paz de la
humanidad. Es a través de Él que la paz llegará. ¿Acaso no hizo Él a los
gentiles y a los judíos uno solo, derribando la barrera que los mantenía
separados, destruyendo en su Propia Persona la hostilidad creada por las reglas
y los decretos de la Ley? ¿Acaso no ha reconciliado Él a la criatura con el
Creador? A través de Cristo todos tienen en el Único Espíritu su propio camino
hacia el Padre.
Hasta
ahora, el Espíritu del Señor me ha guiado a cuatro reuniones interreligiosas.
Parece que, siempre, el punto de inicio es Bangladesh. La primera Palabra de
Dios que me llegó fue en Bangladesh.
La primera plática interreligiosa que di fue, también, en Bangladesh,
hace un año. En realidad no había nada planeado, pero todo sucedió como si
Alguien más lo estuviera programando, para convertirlo en un evento
interreligioso. Después, a fines del año pasado, el grupo Filipino de la
Verdadera Vida en Dios organizó una reunión interreligiosa en una casa
particular. El Arzobispo de Taiwán,
también, convocó a diferentes líderes religiosos para reunirse en esa casa, y me
pidió que también me dirigiera a ellos. Como yo no estaba enterada de esto
último, fui tomada de improviso. No había preparado una plática, ni contaba, en
ese momento, con un discurso dado con anterioridad. Por un momento, me pregunté
qué es lo que me estaba haciendo el Señor. Me cuestionaba por qué no estaba Él
tomando las cosas conmigo con moderación. Sin embargo, el Señor estaba ahí y Él
vino en mi ayuda y me dio palabras que se asemejan al discurso que preparé para
la reunión interreligiosa para la entrega del premio de la paz, en
Dhaka.
La
cuarta reunión interreligiosa fue una invitación del Venerable Suddhananda
Mahathero, Presidente del Bouddha Kristi Prachar Sangha de Bangladesh, para
recibir de ellos el premio de la paz llamado "Atisha Dipankar &
Visuddhananda peace award." Como
ellos dijeron, la medalla de oro por propagar la paz en el mundo le pertenece,
en realidad, a Jesús y no a mí. Este evento se llevó a cabo en el cumpleaños
número 94 del difunto Presidente y fundador del Monasterio Budista. Este gran
evento, en Dhaka, fue inaugurado por el Reverendo Michael Rozario, Arzobispo de
la Iglesia Católica en Bangladesh.
Entre los invitados especiales, de esa noche, se encontraban también el
Secretario de la Nunciatura Apostólica, en Dhaka, y representantes de cuatro de
las principales religiones: Cristianos, Musulmanes, Budistas e Hindúes, entre
aproximadamente mil asistentes.
Involucrarme en estos diálogos interreligiosos es lo
último que yo me esperaba de Nuestro Señor, pero Él nunca deja de sorprenderme.
Dios no quiere perder el tiempo. Él ordena. Él realiza. Pero lo hace con gran
amor. Recientemente, Nuestro Señor dijo estas
palabras:
“Yo
no hablo con fórmulas rígidas. Esta no es la manera en que hago santos y
mártires. Mi dulce conversación para ti es virtud y religión. Yo digo Mis Odas
sin una espada a Mi lado, Mis divinos misterios son amorosos y revelados a
ustedes con óleo de felicidad,
aún
cuando yo he visto su miseria y conozco las tristezas de su alma, no he volteado
Mi Rostro de ustedes, sino que, con Mi Amor, los
recuerdo…”
De
estas palabras, uno entiende como Dios se deleita en revelarnos Sus caminos de
bondad para reeducar nuestra mente y recordarnos que nada puede superar el
Supremo Amor con el cual Él se expresa a Sí Mismo a nosotros. Así que ¿por qué
no puede ser Él escuchado, también, por los no Cristianos? Alabemos al Señor por darnos un lugar en
Él.
Vassula
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