El siguiente
testimonio fue enviado por la señora Elgin Díaz, de Nicaragua, con motivo del 17
aniversario de los Mensajes de la Verdadera Vida en Dios.
Como a un
miembro más de la Iglesia, felicito a todas y cada una de las personas a quienes
el Señor ha abierto Su Corazón para que tratemos día a día de entrar en
ÉL.
Feliz el día
en que inició este Río de Agua Viva; Feliz Vassula como escogida por el Señor
para llevar este torrente de Comida Sólida; Felices todos nosotros que
temerosamente nos acercamos a este Río, el
cual este día, 17 años después, se ha convertido en un lago, para
convertirse, según Sus Palabras, en un Mar de Agua Viva. ¡Bendito sea Nuestro
Señor! ¡A ÉL sea la Gloria, por los siglos de los siglos!
Amén.
El Señor
pregunta ¿si estoy contenta de que está conmigo de esta
manera?
Señor, mi
repuesta es ¡SI!
Quiero
expresar, muy contenta, los cambios que EL SEÑOR ha realizado en mí, a través de
estos Mensajes, Alimento Divino, los cuales me han
transformado.
Cuando los
Mensajes de la Verdadera Vida en Dios, llegaron a mí, me encontraba en un
período de luto, pues tenía dos años de haber perdido a mi marido, ya que él
decidió irse con otra señora mucho más joven que él, posiblemente de la edad de
nuestra hija mayor. El Señor, sin
yo saberlo, me ha reservado situaciones muy pesadas. Él siempre me ha hecho
decir: “Señor, no comprendo el por qué pasan estas cosas, pero mientras tanto,
dame fuerzas para soportar este dolor”.
Después,
rezaba todo el día haciendo la señal de la Cruz en mi frente, pidiéndoLe que me
guardara de pensar mal de nadie; otra Cruz en en mi boca, suplicándoLe nunca
hablar ni expresarme mal de nadie; y una Cruz en mi corazón, también
suplicandoLe que no me permitiera guardar rencor contra
nadie.
Luego, rezaba
la Oración de Santa Teresa de Jesús:
“Nada te
turbe,
Nada te
espante,
Todo se
pasa,
Dios no
cambia,
La paciencia
todo lo alcanza,
¡QUIEN A DIOS
TIENE, SOLO DIOS LE BASTA!”
Con la Gracia
del Señor, fui pasando este luto, este segundo gran terremoto en mi vida. El
primero había ocurrido seis años antes, cuando mi hijo de 16 años y medio murió
en un accidente balístico, en una hacienda de mis padres. Él se fue con tres
primos hermanos a jugar el Tiro al Blanco, y sin querer él fue el blanco. Este
dolor me hizo comprender vívidamente por qué el anciano Simeón le había dicho a
la Virgen: “Una Espada atravesará Tu Corazón”. Realmente eso se siente, ¡como
que una espada amputó mi corazón!
Estos dolores
me abrieron los ojos y el corazón, y me hicieron comprender el dolor
horrible
de las
personas que pasan por casos similares. Entonces, ya no era ajena al
dolor.
Una persona
que pertenece al movimiento de encuentros conyugales, (el mismo al que mi esposo
y yo habíamos pertenecido durante siete años), me pidió que escribiera algo
sobre mi dolorosa experiencia, porque habían algunas parejas del movimiento que
se encontraban en esa misma situación.
Cuando ella me pidió esto, no me sentía capaz de hacerlo, pues a pesar de
mis oraciones constantes, día y noche, mi alma todavía se encontraba
convulsionada. ¡No comprendía como se había desbaratado un matrimonio de
25
años! Cómo,
en lugar de recibir felicitaciones en ese día de aniversario, recibí a cambio la
expresión de: “¡25 años de sufrimiento!”.
Yo no entendía nada, sin embargo empecé a pedirle a Dios que me diera el
don de saber expresarme, para que mi experiencia sirviera de algo a
otros.
Yo había
comprendido el por qué con ese tipo de dolores, se llega muchas veces al
suicidio. Es algo tan grande y tan inexplicable, que las personas que lo sufren
alejados del Señor, hacen o pueden hacer locuras.
Fue así, que
en noviembre de 1997 escribí un artículo titulado “El Valor del Sufrimiento bajo
la Óptica Cristiana”, el cual fue publicado en el periódico Iglesia de mi país,
Nicaragua.
Estos
dolores, los más grandes de mi vida, acrecentaron muchísimo más, mi sed del
Señor, y mientras me encontraba en ese período de luto, una jovencita se acercó
diciéndome que ella estaba leyendo unos mensajes que eran del Señor, que se
encontraban en la Internet y que me los quería mostrar en mi computadora. Fue casi de inmediato que sentí en mi
corazón la advertencia del Señor para los últimos tiempos, y casi por caridad,
le dije que estaba bien, que me los enseñara, y que yo los iba a leer, pues esto
era muy peligroso, ya que el Señor decía que en los últimos tiempos iban a
aparecer muchos falsos profetas, pero
que me dejara
expresarle mi opinión al respecto.
Empecé a
leerlos casi inmediatamente, con temor, pero de pronto me dije: “Esto no fue
escrito por una persona...”, y continué leyéndolos casi con ansiedad. Sentía
definitivamente que eran Comida
Sólida Espiritual. Habían ocasiones en que al leerlos el corazón me latía tan
fuerte y tan de prisa, que lo sentía casi en mi garganta, al punto que tenía que
dejar de leer por un momento, y luego regresaba.
Todos los
días, salía de mi trabajo con un deseo enorme de estar con ÉL (porque Le
reconocí), como si fuera un enamorado. En cuanto llegaba a casa, empezaba a
leerlos. Cuando concluí todos los cuadernos, yo estaba
muy llena de ÉL, sólo hablaba de los Mensajes, y hasta ahora, continúo hablando.
Imprimí los Mensajes de Internet, y los he prestado a un sin número de gente,
pues son Mensajes que Salvan, son Mensajes que por Amor nos previenen, son
Mensajes que nos enseñan a vivir el Amor, a desear el vivir en Santidad, a
desear el querer ser santos.
Han
despertado en mí el deseo inmenso de llevarlos a los demás, y de llevarLo a ÉL a
otras almas. He comprendido la sed que hay del Señor y que no hay muchos que
hablen de ÉL. Me han llenado de una paz que no se puede explicar, de una
paciencia enorme, me han llenado de un gran amor hacia los
demás.
Me han hecho
asistir a retiros que se están impartiendo en las parroquias para la
Evangelización activa que se espera para el 2003 y, para siempre, me han llenado
de un valor que ni yo misma comprendo.
Sólo que sé
que LE AMO, QUE LO NECESITO A CADA
INSTANTE DE MI VIDA, QUE SIN ÉL NADA SOY.
Hace
aproximadamente seis meses, con grandísima ilusión, tuve la oportunidad de traer
bendiciones a mi país, he hice todo, o quizás, casi todo lo posible, para
invitar a Vassula a que viniera a Nicaragua. Trabajé en unión de la joven que me
mostró los Mensajes, por primera vez, pero desgraciadamente hubo un fuerte
ataque, no lo puedo llamar de otra manera,
por parte de la persona que guía sus reuniones de oración, y todo se vino
abajo.
Ahora estoy
rogando a mi Señor, me regale las palabras que debo de dirigir a Vassula, para
ver si es posible dirigirme a todos los que hoy estamos celebrando el Día en que
dio inicio la lluvia del Maná del Cielo, para ver si consigo ayuda económica
para que ella venga a
Nicaragua,
sobre todo en estos momentos en que la situación mundial, incluyendo la de mi
país, está tan difícil.
¡FELICIDADES A
TODOS!