Este
segundo artículo sobre la ‘Ortodoxia’ proporciona cierto fondo histórico. La
mayor parte de este artículo fue escrito por un Ortodoxo, por lo que representa
el punto de vista Ortodoxo, en asuntos que, para algunas personas, pueden
resultar controversiales.
La
Iglesia Cristiana, fundada por Jesucristo, dejó a Sus Apóstoles la tarea de
salir de Jerusalén para formar discípulos en el mundo entero, bautizando en el
Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Esta
tarea misionaria empezó en PENTECOSTÉS, poco después de la Ascensión de Cristo,
cuando los Apóstoles experimentaron la VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO. Pentecostés es
llamado, a menudo, “el Cumpleaños de la Iglesia”. Después de eso, la Iglesia
creció rápidamente, propagándose por todo el Imperio Romano. La historia de la
Iglesia primitiva puede leerse en Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo
Testamento.
Durante
los siguientes trescientos años, hubo mucha persecución en la que incontables
personas fueron martirizadas por su fe, hasta que, finalmente, el Emperador
Romano Constantino abanderó el Cristianismo, estableciendo una nueva capital
Cristiana en Constantinopla. Finalmente, el Cristianismo se convirtió en la
religión del estado.
Durante
los siguientes cuatrocientos años, aproximadamente, la Iglesia convocó una serie
de Concilios de sus obispos, llamados Concilios Generales o Ecuménicos, para
discutir puntos de la doctrina que estaban siendo cuestionados. Los Siete
Concilios Ecuménicos fueron considerados universalmente obligatorios, ya que
fueron establecidos por la Iglesia Universal guiada por el Espíritu Santo y, por
lo tanto, sus declaraciones eran consideradas correctas. La palabra griega para
decir “creencia y adoración correcta” es “Ortodoxa”, y la palabra griega para
decir “universal” es “Católica”. Así que toda la Iglesia era Ortodoxa y
Católica.
La
rivalidad entre el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla, al igual que
las diferencias que existieron durante siglos entre el lado oriental y el lado
occidental del Imperio, condujeron a un cisma en 1054. El Occidente, la parte
del Imperio Romano que hablaba latín, se consideró a sí misma como la verdadera
continuación de la Iglesia Universal y usó el nombre de Católica, mientras que
el Este, la parte que hablaba griego, igualmente, se consideró a sí misma, como
la verdadera guardiana de la fe correcta, y se auto nombró Ortodoxa (es decir,
dos lados de la misma moneda giraron en direcciones
opuestas).
Constantinopla
permaneció siendo la capital del Imperio Oriental o del Este (algunas veces
llamado Imperio Bizantino), y fue hasta 1453 que cayó ante los
Musulmanes.
Mientras
que en la Reforma, la Iglesia Católica continuó dividiéndose, todavía más, la
Iglesia Ortodoxa desde el siglo IX en adelante, se expandió a los países
eslavos. Rusia fue bautizada en 988 D.C. De esta manera, los griegos y los
eslavos se convirtieron en los guardianes de la Ortodoxia.
Cada
país tenía su propia Iglesia nacional, compartiendo la misma fe y los servicios,
pero eran independientes, así como las Iglesias provinciales en el Imperio
Romano eran independientes. Esta es la manera en que la Ortodoxia continúa
organizada hoy en día: como un grupo de Iglesias independientes, con comunión de
creencias, servicios y Sacramentos.
En los
tiempos modernos, los Ortodoxos se han esparcido hacia cada continente, yendo
más allá de Europa Oriental y la parte Este del
Mediterráneo.
Las
comunidades Ortodoxas son, a menudo, puestos de avanzada de las Iglesias
nacionales. En Bretaña, por ejemplo, cada grupo nacional tiene su propio
conjunto de parroquias, bajo la administración de la Iglesia “matriz”. Por
ejemplo, los griegos y los chipriotas pertenecen al Patriarcado de
Constantinopla, mientras que dos grupos rusos pertenecen al Patriarcado de Moscú
y a la Iglesia Rusa en el Exilio. Quizás un día, cuando haya suficientes
miembros, habrá una Iglesia Inglesa Ortodoxa.
El
nombre “Ortodoxo” es algunas veces usado por las Iglesias Orientales, que se
separaron de la corriente principal de la Ortodoxia, en el siglo quinto. Estas
iglesias incluyen a los armenios, los Coptos de Egipto, y los etíopes. Todas
ellas son muy similares a los Ortodoxos, en cuanto a sus
creencias.
Las
Iglesias del Este incluyen las Iglesias “Uniate”, que reconocen la autoridad del
Papa, pero mantienen sus propias liturgias tradicionales. Estas comprenden a los
Melquitas, los sirios Católicos, los Maronitas (Árabes Cristianos en Líbano),
los Coptos Católicos, los etíopes, la Iglesia Autónoma Nestoriana y
otras.
Aunque
las Iglesias del Este están en comunión con Roma, tienen su propia ley canónica
y no están obligadas por el Código de la Ley Canónica de la Iglesia de
Occidente.
(continuará)
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