01.03.1988
Yo Soy. (Vi a Jesús de pie junto a mi). Cada vez que Me veas, sonríeme. Sí, flor, permanece junto a tu Salvador. Ven, oremos al Padre: Yo soy la Miseria. Perdóname, Padre, porque no soy digna de haber recibido todas estas gracias. No merezco nada, porque soy Nada. Permite a esta Nada apoyarse en Ti, en Tu Infinita Bondad. Te amo, Padre Amado, a pesar de mi miseria y mi nada. Necesito Tu Fuerza para poder trabajar y cumplir todo lo que debe ser cumplido con tu Gracia. Amén. ¡Ah! Vassula, busca todas Mis Virtudes. Síguelas y crece en Ellas. Yo, El Señor, te amo a pesar de tu nada. Apóyate en Mí todo el tiempo. Yo te sostendré completamente. Confía en Mí y permíteme que te guíe, ciegamente, hasta el fin. Habrá momentos en que colocaré Mi Cruz sobre tus hombros, para que tú la lleves. Yo y tú, tú y Yo. Yo descansaré en ti y tú en Mí. Yo Soy Todo Fidelidad y ¡no te abandonaré jamás! Compláceme todavía más, consagrando tu alma enteramente a Mis Obras. Debes permanecer fiel a tu voto, tu voto de fidelidad. ¡Sí! ¡Oh! ¡Cómo he esperado de ti estas palabras! ¡He suspirado por oír de ti estas palabras! Señor, ayúdame a ser fiel a mi voto. ¡No confío en mi! No temas. Yo te lo recordaré siempre, porque conozco tu increíble debilidad. Tú eres frágil, pero Yo anularé tu debilidad con Mi Fuerza. Recuerda Mi Presencia: "Nosotros", todo el tiempo y para siempre. Ama, espera y ten fe. Yo, el Señor Jesucristo, no te abandonaré jamás. |