10.09.1987
Te amo. Hasta que Yo venga y te libere, cree en Mí ciegamente, Vassula. Jesús, sé que hay ocasiones en que debes estar muy descontento conmigo. Aquellas ocasiones cuando caigo en la duda. En esos momentos, soy el resultado de una multiplicación; si multiplicas a Santo Tomás diez veces, el resultado soy yo. Flor, eres frágil, y es precisamente tu fragilidad lo que Me atrae. ¿Acaso no sé todo esto, bienamada? Yo soy tu Fuerza. (Jesús me susurró algo al oído; lo mantendré en secreto). Vassula, Garabandal es la Secuela de los Milagros. Entre esos Milagros, Yo he estado dando otros signos. ¿Puedes escribir cuáles milagros? Escribe: Lourdes, luego Fátima. Quiero que escribas ahora Garabandal en San Sebastián. ¡Glorifícame! Recuerda que Yo soy la Luz de este mundo. (De repente, Jesús me recordó un sueño que tuve anoche y que yo había olvidado. Era la visión que tuve últimamente, pero aparecía peor en mi sueño). Escucha, te he dejado ver la visión durante tu sueño, para hacértela sentir. No, ¡no hay escapatoria! (Recordé cuando vi venir como una ola gigante. Traté de correr y esconderme, sabiendo que era imposible.) Pero, ¿por qué hacer esto si nos amas? ¿Por qué? Soy conocido como un Dios de Amor, y también como un Dios de Justicia. ¿Qué podemos hacer para detener esto? Enormes reparaciones se requieren ahora de todos ustedes. Uniéndose y siendo uno, amándose los unos a los otros, creyendo en Mí, creyendo en Mis Obras Celestiales, porque Yo estoy siempre entre ustedes. |